Tras el polémico arreglo con Tevez, en Boca buscan dar vuelta la página

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Más allá de los serios interrogantes que la intensa negociación dejó en el camino, Carlos Tevez por estas horas aguarda todo lo que tiene que ver con la documentación oficial de Boca para ver, por escrito, el acuerdo verbal al que llegó el lunes con Juan Román Riquelme, y la dirigencia, encabezada justamente por el vicepresidente a cargo del área fútbol, confía que firme su vínculo la semana que viene, período en el cual también podrían quedar registradas las continuidades de Mauro Zárate y Franco Solano, otros dos jugadores considerados por Miguel Ángel Russo, el entrenador, para conformar la base del plantel Xeneize para cuanto se reinicie la actividad interrumpida a raíz de la pandemia por el coronavirus.

Como se imaginó desde un primer momento, y más aún cuando Raúl Cascini y el colombiano Jorge Bermúdez, como partes del departamento fútbol, encendieron la interna con una serie de testimonios, verbales y por escrito a través de las redes sociales, el llamado de Riquelme a Tevez calmó las aguas, pues este gesto fue gravitante para que Tevez tomara la determinación de continuar en el club con un contrato por un año, con la posibilidad de una extensión de seis meses, como planteó la dirigencia que oficialmente no ha explicado los pormenores de un episodio que terminó en medio de un enfrentamiento que nadie imaginó en la previa.

El acuerdo sobre la extensión del vínculo incluye además un articulo por el cual, si Boca dejara de jugar la Copa Libertadores, el futbolista podría rescindir su vinculo de común acuerdo con la institución. Este agregado, en líneas generales, y más allá del estado de cosas tras la negociación, parece que dejará satisfechas a las dos partes, porque la documentación que en pocos días estará a la firma muestra una elasticidad que de acuerdo a los términos de una futura coincidencia, abarca una etapa base de un año, con un plazo mínimo de seis meses y uno máximo de 18.

Fuentes ligadas a las partes no desmienten que la relación ha quedado por lo menos dañada, aunque han coincidido en destacar que el llamado de Riquelme representó la “caricia” que el Apache estaba esperando en su campo de Maipú, donde se instaló ni bien declarada la cuarentena, para hacer una especie de borrón y cuenta, al menos puertas para afuera, y tomar la decisión de seguir en el equipo del cual es hincha, donde se formó y en el cual dijo en reiteradas veces que quiere retirarse.

Más allá de los llamados recibidos de Olimpia de Paraguay, que tiene al argentino Daniel Garnero como entrenador, y de Estudiantes, a través de su presidente Juan sebastián Verón, y de los sondeos que Adrián Ruocco, en su condición de agente, recibió del Minnesota de la Liga de Estados Unidos, la idea que no abandonó Carlitos fue la de continuar en Boca, y si fuera posible retirarse con la camiseta azul y oro.

El “mundo Boca” esperaba con interés esta definición, así como el DT Miguel Russo, para hacer foco en las negociaciones vigentes con Mauro Zárate y Franco Soldano, en este caso a través de la renovación de un préstamo con Olympíacos.

Por otra parte, destrabada entonces la situación del “jugador del pueblo”, ahora parece haber llegado el turno de concretar la renovación de Zárate y Soldano, otros dos jugadores que Russo quiere “sí o sí” se queden en el plantel.

El ex Vélez ya tiene solucionada la parte económica y la extensión por 18 meses de su contrato, y falta agregar la cláusula que pidió para que se revea su salario en diciembre del este año o que se pueda ir a otro club si recibe una mejor oferta entre diciembre y marzo de 2021.

En el caso de Soldano, a préstamo del Olympíacos de Grecia, se está muy cerca de renovarle en la misma condición.

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