Rehenes de la violencia, los vecinos tuvieron que adaptar sus casas a una situación de “guerra”

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“Es fácil: en 2013 las fotos del barrio muestran que las casas tenían rejas para prevenir los robos, mientras que ahora tienen también chapones para protegerse de los disparos, que ocurren a toda hora”, dijo un investigador que conoce de cerca la guerra que tiene de rehenes a los vecinos del barrio El Palihue.

Con muertos, detenidos y heridos de por medio, en mayo de este año recrudeció al extremo de que en tres días el servicio de emergencia 911 acumuló casi 100 denuncias por tiroteos en la zona.

En una de esas jornadas, tres pibes de 16, 17 y 27 años protagonizaron un ataque en la casa de una familiar de Mauro Núñez y luego se fueron caminando por una de las calles linderas a la plaza, animados, sonrientes y mostrando sus armas, según

se observa en un video que forma parte de la pesquisa.

Según la Policía, segundos antes, uno del grupo disparó en la esquina de 121 y 600, a metros de la vivienda donde se registró un ataque en el que también fueron robados algunos objetos.

“Todas las noches se oyen tiros, hasta de ametralladora. Es una guerra entre dos banditas y todo pasa por la droga”, cuentan los vecinos desde hace meses.

El narcomenudeo y los robos invaden todo en una zona en la que también se imponen

las carencias socioeconómicas. Todo recrudeció con el asesinato de Jorge Mujica, en marzo.

A tal punto llegan los enfrentamientos que vecinos del lugar juran haber oído disparos

de metralletas. Las historias que se cuentan hablan siempre de menores de edad liderados por mayores. “Acá siempre la cosa estuvo brava, pero se empezó a pudrir mal hace un año después de que mataron a Mauro”, señaló un vecino de 600 y 122.

 

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