Venezuela, un país sin billetes por el mazazo que le propinó la hiperinflación a la moneda
Edición Impresa | 18 de Agosto de 2020 | 01:38

Por GONZALO DOMÍNGUEZ LOEDA
Dos cafés, 1 millón de bolívares; una pizza congelada, casi 3 millones; un paquete de salchichas, 1,4 millones; 1 dólar, 306.000 bolívares. El billete de más alta denominación, 50.000 bolívares. En Venezuela, la imparable devaluación ha superado un nuevo hito que deja al valor de la moneda nacional en mínimos sólo comparables con las grandes tragedias económicas de la historia.
La última barrera la superó la semana pasada cuando, tras una devaluación del 10 por ciento, el precio del dólar superó los 300.000 bolívares soberanos por cada divisa estadounidense.
Así que, si en Venezuela se quiere comprar un dólar, se necesitan seis billetes de la más alta denominación. Y si lo que se quiere es tomar un café acompañado, son 20 billetes, algo imposible de compilar puesto que los cajeros no tienen cantidades superiores a los 100.000 bolívares.
El economista Guillermo Arcay resume la situación actual así: “La gente pasó de reírse de Venezuela por ser un país con muchos ceros en sus billetes a ser un país donde, simplemente, no hay billetes”.
Sencillamente, ya no se emiten billetes cada vez de más alta denominación con ese fin folclórico de sumar ceros. “Los saldos monetarios reales en las cuentas de los venezolanos son muy pequeños, menos de un día de consumo en bolívares”, explica Arcay.
Se trata de cantidades pequeñas si se calculan en moneda extranjera, pero si un venezolano cambia 20 dólares para hacer alguna compra se encontrará con seis millones de bolívares en su cuenta, una fugaz sensación de riqueza.
Por eso, la tarjeta es apenas una suerte de monedero que contiene todos los ceros que ya no caben en los billetes y que permiten comprar muy poco.
Así, la compra de esos dos cafés que permitirán a sendos amigos compartir un momento de calma, sucederá sin billetes venezolanos. El mozo pronuncia la cifra, un millón, los dos amigos pondrán la habitual cara de sorpresa e indignación. Uno de ellos ofrecerá su tarjeta y de su depósito saldrá un millón de bolívares que pasarán al banco del propietario.
Eso sí, es probable que esa cantidad que hoy supone 3,3 dólares en la cuenta del propietario se transforme, por la magia de la devaluación, en apenas 3 dólares (o menos) en unos días.
DOS RECONVERSIONES (Y MEDIA)
El caos y la caída en picada asociada a la hiperinflación empezó en noviembre de 2017, pero para ver los orígenes del descalabro hay que remontarse una década antes porque el bolívar es la tercera moneda venezolana en 13 años.
En 2008, el entonces Gobierno venezolano enterró definitivamente el bolívar y creó el bolívar fuerte. Cada moneda nueva suponía mil de las antiguas. En 2018, hizo lo mismo con el bolívar fuerte, que fue sustituido por el bolívar soberano, el actual, al que le dio un cambio de 100.000.
Es decir, primero le fueron sustraídos tres ceros a la moneda y luego cinco más.
Por tanto, el billete de 50.000 bolívares soberanos tiene ya ocho ceros elípticos y su valor teórico sería el de cinco billones de bolívares. Y supone apenas 0,16 dólares.
HIPERINFLACIÓN DESCOMUNAL
Arcay afirma que la hiperinflación es incomparable con otras que se han vivido en América latina por la duración y contexto, que llegó a su punto culminante “en enero de 2019, con una inflación mensual de 263 por ciento, lo que equivale a una pérdida de valor del bolívar de casi tres cuartas partes” en 31 días.
Es decir, quien a inicios de mes tenía bolívares por valor de 20 dólares, tenía 15 al terminar enero pese a no haber gastado nada.
“Entonces, el Gobierno entendió que debía parar de emitir dinero, y para eso tenía que reducir el gasto, porque la razón por la que emitían los bolívares es porque había una brecha entre ingresos y egresos fiscales”, dice el economista.
En 2020, se pasó a una fase que Arcay define como “más tenue”, pues “el efecto de caída de la demanda de dinero era menor y sólo se hacía sentir el incremento de oferta de dinero”.
Sin embargo, según los datos del Parlamento, Venezuela acumuló una inflación de 843,44 por ciento en los primeros siete meses de 2020, con un alza de los precios del 55,05 por ciento en julio pasado.
A punto de cumplir tres años en hiperinflación, Venezuela atraviesa en simultáneo una crisis humanitaria, de desempleo, educativa y de salud. “Es prácticamente el único país que ha vivido todo eso a la vez, sin contar a la Unión Soviética entre 1921 y 1924, que tuvo hiperinflación durante la posguerra, con su territorio destruido, muchos muertos y epidemias internas”, concluye el experto.
Por eso, es muy probable que los dos amigos que toman el café, unos auténticos privilegiados en el contexto que los rodea, acaben pagando con billetes de dólares y, ante la falta de billetes, abonen los 30 centavos con su tarjeta venezolana. (EFE)
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