No podemos escapar de los piojos ni a 2.000 metros bajo el mar

Si bien es muy difícil encontrar insectos debajo del mar, hay unos piojos que soportan hasta casi 2.000 metros de profundidad: la especie "Lepidophthirus macrorhini", que habita en las extremidades posteriores de los elefantes marinos, pasan casi 10 meses al año en aguas antárticas y se sumergen "hasta 6.500 pies (1.981,2 metros) por debajo de la superficie en busca de alimento y pueden permanecer bajo el agua durante casi dos horas en un momento", asegura un informe de The New York Times.

Un estudio publicado en julio en el Journal of Experimental Biology indica que estos piojos podrían ser los insectos supervivientes más profundos en los ecosistemas marinos. Al soportar entornos tan extremos, los piojos de los elefantes marinos pueden ayudar a los científicos a desentrañar el misterio de por qué tan pocos insectos se han asentado en la inmensidad del océano.

En 2015, María Soledad Leonardi, bióloga marina del Instituto de Biología de Organismos Marinos en Argentina, encontró piojos vivos en elefantes marinos machos que aparecieron para reproducirse en la isla Rey Jorge frente a la costa de la Antártida. “Puedes verlos a simple vista. Parecen cangrejos en miniatura", aseguró.

Para ella, la presencia de piojos en dichos animales que emergen de largas excursiones en alta mar sugería que los insectos podrían sobrevivir a las inmersiones profundas y las subidas empinadas de los viajes acuáticos de dichos animales. Y eso significaba que los piojos podrían soportar la aplastante presión de las profundidades del océano.

Según explican en la nota de The New York Times, los expertos argentinos sacaron con unas pinzas los insectos de las aletas traseras de 15 crías de elefante marino nacidas en las playas de Península Valdés. Las crías albergan piojos adultos que se transfieren del cuerpo de sus madres a los pocos días de nacer.

Los piojos se reproducen rápidamente, aprovechando las primeras semanas que las crías están confinadas a la tierra, ya que sus huevos no eclosionan bajo el agua. En el laboratorio, el equipo sumergió los piojos en cámaras individuales del tamaño de una unidad flash llenas de agua de mar que se conectaban a un tanque de buceo.

Luego, expusieron a cada piojo a un rango de presiones de agua, hasta 200 veces mayor que en la superficie del mar y equivalente a profundidades que oscilan entre los 980 y los 6.500 pies. Después de experimentar 10 minutos de este ambiente de aguas profundas, 69 de 75 piojos emergieron vivos.

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