Con el box en la sangre y la pelota en los pies

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Leandro Mamut tiene 16 años, es categoría 2003 y juega de volante creativo. Es una de las promesas del Lobo, tal es así que en enero pasado firmó contrato profesional, y más allá de jugar en su división, ser convocado a la Reserva se hizo frecuente.

Pero en la sangre trae una historia con el box muy fuerte. “Sí, viene de familia. Arrancó mi abuelo haciendo boxeo, luego mi mamá y mis tías empezaron también de chicas cuando mi abuelo entrenaba, entonces ellas también lo hacían. En un momento mi mamá iba a entrenar y me llevaba a mí, así que de chico yo también me ponía los guantes y me ponía a practicar con ella, le pegaba a la bolsa y todo”, comienza.

En su casa del barrio Las Quintas se respiraba box y de alguna forma le fueron gustando algunas cosas de ese deporte. “Sobre todo me gustan los entrenamientos del boxeo porque son muy completos, y después pegarle a la bolsa, a la perita... Pero bueno, después lo terminé tomando como un hobby al meterme de lleno en el fútbol”, afirma Lea.

“Sobre todo me gustan los entrenamientos de boxeo, porque son muy completos”

 

Pero, en algún momento aparece la bendita pelota, y los guantes quedan a un costado para ponerse los botines. “El fútbol aparece cuando cumplo los 4 años. Mi mamá decide llevarme a un club de barrio que está cerca de mi casa que se llama Malvinas. Me preguntó si quería ir a jugar y le dije que sí, y ahí empecé con el fútbol. Fue pasando el tiempo, hacía las dos cosas, pero no tenía dudas. Me fui interesando más por el fútbol y le metí con todo al fútbol. Ahí el boxeo lo dejé, aunque debes en cuando como hay guantes en mi casa he probado también. Pero bueno, ya no tenía dudas que lo que me tiraba más es el fútbol y me gusta mucho poder estar jugando hoy en Gimnasia”, afirma Mamut, hoy una de las buenas promesas que tiene el semillero Tripero.

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