Tardía búsqueda del padre perdido

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Por MARCELO SPINDLER

Las escrituras del Yo, donde se consigna la clásica búsqueda del padre ausente, configuran un tópico de la literatura de iniciación. Muchos autores dan inicio a sus trayectorias rindiendo tributo a ese mandato universal. Para inscribir el propio nombre hay que matar al padre. Tal es el ingrediente esencial de la escritura de ficción.

El último libro de Alejandro Margulis (nacido en 1961, en Estados Unidos) retoma el modelo sin temor al anacronismo. Después de unos diez libros, que han ganado su espacio en el sistema literario local, desanda en “Padre ausente” (título que evidente y justamente no elude la literalidad) ese camino literario a destiempo. El riesgo del cliché se vuelve, de hecho, materia prima. El resultado inspira empatía gracias al desparpajo de una prosa directa, casi periodística, y sin embargo poética.

La autoficción del escritor fratricida que se hace a sí mismo invita al juego de adivinar qué es lo real y qué lo ficticio. Publicado en España, con distribución internacional a través de las redes sociales y la web, la distancia con los lectores de la Argentina resulta funcional al programa de trabajo.

Otra curiosidad lo refuerza: en esta obra de jovial madurez Margulis firma Alex, el nombre con que, según él mismo explica, es como lo “llaman en casa”.

 

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