Barrios emparentados por la violencia y los “ajustes” vinculados a disputas territoriales

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Hace poco más de un mes, en otra madrugada de domingo, Víctor Mejías, un joven colombiano de 27 años fue abordado por dos desconocidos que llegaban en moto. Recibió dos disparos en la cabeza. Aquella escena ocurrió en 124 y 615. Esa noche también se registró un ataque a tiros en una vivienda de 122 y 608 donde conocían a Mejías. Allí hubo tres heridos de bala.

Los investigadores vincularon ambos hechos, con el negocio de las drogas. Fue esa una jornada llena de sangre en una zona caliente de la Ciudad, que une el área del crimen de este fin de semana con sus barrios aledaños, Villa Montoro, El Palihue y Villa Alba. Según denuncian los vecinos y se admite en la Policía y la Justicia, son comunes los arranques de violencia y la profusión de conflictos vinculados con el tráfico de drogas.

Es ese negocio ilegal una de las principales motivaciones del terror que padecen los vecinos cuando suenan armas y se oye el chiflido de las balas sobre la cabeza. A pocas cuadras del lugar del ataque de ayer -en la plaza El Palihue- el 29 de marzo fue asesinado Jorge Mujica, un hombre de 44 años, también vecino de la zona. Ese asesinato fue enmarcado por los investigadores en una venganza entre grupos que se dedican al tráfico de estupefacientes. Puntualmente, consideran en la justicia y la Policía que a Mujica, lo baleó un familiar de Mauro Núñez (44), también ampliamente conocido en el área. Núñez fue ejecutado en mayo del año pasado, a metros de un búnker derribado unos días antes por la Policía, en un hecho atribuido a un allegado a Mujica. Son algunos de los antecedentes en un área atravesada por la violencia. Por el momento, sin un vínculo directo con el crimen del Logan.

 

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