Una condena, una interna de barras y clases de combate

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Ariel “Leyo” Guzmán (39) es ampliamente conocido. Incluso fuera del complejo del barrio 5 de Mayo, epicentro de la pasión que despierta el club Cambaceres. Según cuentan en Ensenada hace varios años llegó a liderar a la “barra” del club cuyo equipo de fútbol recorre las canchas del Conurbano. Esa actividad lo colocó en una disputa interna con otro conocido de la zona y referente de ese espacio en la tribuna, Adrián Quinteros (41). Este último, luego pasaría al mundo de la política y la gestión, como encargado de una cooperativa que tiene contratos municipales y está radicada en inmediaciones de 18 y 32. Esas tensiones se extendieron hasta febrero de 2019, cuando se encontraron en la guardia del Hospital Cestino, cada uno acompañando familiares. Se insultaron, se pegaron y el Leyo recibió un corte en un brazo. Luego, salió a la calle y destruyó a palazos la camioneta de su enemigo.

El mundo del fútbol es solo una parte en la lista de referencia del “Leyo” que por estas horas repasan en la Policía y la Justicia. También purgó condena por el crimen de un policía y estuvo ligado al dispositivo de “seguridad” de la Uocra cuando Juan Pablo “Pata” Medina aún ejercía, con rienda corta, el liderazgo sindical de la mano de obra de la construcción, especialmente en las obras de envergadura, tanto de financiamiento público como privado.

Al Leyo lo ubican últimamente, casi con exclusividad, en el gimnasio del Club 5 de Mayo, como profesor de kick boxing, un deporte de combate con técnica mixta de boxeo y artes marciales de origen japonés.

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