Vacaciones europeas, ¿un adelanto de lo que vendrá?

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La temporada de verano en Europa trajo más preocupaciones que certezas, porque, lejos de lo que se creía, el COVID-19 no se está comportando como los otros virus respiratorios. Tampoco bajó su capacidad de circulación y mucho menos de contagio. Hay rebrotes por todos los rincones del viejo continente y, muchas ciudades reabiertas al público, se vieron en la obligación de dar marcha atrás.

Con este panorama, la mayoría de los países que se ilusionaban con recomponer algo de sus alicaídas cuentas, a partir del regreso de los turistas, ya saben que eso no sucederá y que tardarán mucho más tiempo en recuperarse. Si alguna vez lo consiguen.

La falta de vacuna es el otro condimento para este laberinto indescifrable, del que nadie sabe cómo salir.

Por estas horas, en Argentina miran mucho hacia el Norte y los temores de un efecto espejo ya se ven reflejados con claridad.

 

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