El extremo control del gobierno de China para la vuelta a clases de más de 200 millones de estudiantes

La ciudad de Wuhan, en China, considerada el punto cero del Covid-19, se convirtió en uno de los ejes del gobierno chino para el retorno de las clases en las escuelas con la aplicación de un fuerte control de las autoridades comunistas en torno al comportamiento de alumnos, docentes y directivos de los establecimientos. Este escenario busca implementarse a lo ancho del país asiático, donde se calcula que nos 200 millones de estudiantes, desde el jardín hasta el colegio, volvieron a concurrir a clases.

Por caso, el profesor de música de la escuela secundaria  Hanyang No. 1, Yang Meng, dijo "no estoy preocupado" y aseguró que "Wuhan es ahora el lugar más seguro".

China se basa en un sistema de disciplina con el que busca garantizar el cumplimento de las normas sanitarias, de higiene y de distanciamiento como en cualquier otra parte del mundo. Pero marca diferencia por la implementación de un enfoque de mando y control total que no admite disensos y es duro con los comportamientos que puedan considerar "fuera de lugar". Para ello implementó la movilización de batallones de funcionarios y cuadros del partido comunista para tareas de inspección, que abarcan el aula y todos los sectores de las escuelas, poniendo la mirada en los estudiantes y los docentes.

Por caso, en los campus universitarios los estudiantes tienen prohibido retirarse para comer o entablar con otras personas. "El sistema funciona como un ejército: simplemente funciona, sin importar lo que piensen los demás", dijo al respecto Yong Zhao, un académico asiático que se desempeña en la Universidad de Kansas que se formó en China. "El sistema chino se mueve por sí solo", señaló.

A su vez, a los maestros se les confirió la facultad de controlar la temperatura de los alumnos y aislarlos para el caso de que presenten fiebre o cualquier otro síntoma relacionado con el virus. En ese rol médico, los educadores sienten el cansancio pero no tienen alternativas. En las escuelas, los alumnos que se hayan desplazado distancias deben exigir los resultados de los testeos e incluso tienen prohibido hablar con sus compañeros mientras comen o viajan en el transporte público.

Al respecto, uno de los lemas del gobierno chino en las campañas publicitarias de la mano dura versa: “Un corazón y una mente para prevenir y controlar la epidemia”.

En el aspecto propagandístico, la agencia de noticias oficial Xinhua enunció que "cuando los padres comiencen un nuevo día en el trabajo sabiendo que sus hijos están bien protegidos en la escuela se sentirán llenos de una sensación de seguridad al vivir en esta tierra donde la vida está una máxima prioridad ".

A su vez, el Ministerio de Educación de China exige que se tomen las temperaturas al menos tres veces al día y se informen a los funcionarios escolares. Las reglas son más estrictas en áreas que el gobierno considera particularmente vulnerables a un brote. En Beijing, por ejemplo, se requieren máscaras en todo momento.

Para Sofia Tang, madre de un estudiante de primer año de secundaria en la ciudad oriental de Hangzhou, explicó que "si controlamos bien la epidemia será bueno para nuestro país. Si manejáramos esto como si lo estuvieran manejando en el extranjero, habría disturbios".
 

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