Le rompieron la cabeza al repartidor, pero los vecinos recuperaron la moto

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Aún en el contexto de una plaga de hurtos y asaltos en la Región, la violencia a la que recurren algunos delincuentes sigue generando estupor.

Esto fue lo que pasó el viernes pasado en inmediaciones de 517 y 168, donde a un repartidor le abrieron la cabeza de un culatazo para robarle la moto a pesar que no opuso ninguna resistencia.

“Hicimos un pedido a una heladería de la zona y como no anda el timbre mi cuñado nos avisó que estaba el muchacho para hacer la entrega. Cuando estábamos por ir a buscarlo mi cuñado nos dice que le estaban robando al muchacho”, le contó a este diario la dueña de casa.

Cuando se acercaron a ver la situación, el repartidor ya estaba sin la moto y con la cabeza sangrando producto del culatazo con un arma que le habían dado.

“Lo llevé al Hospital (de Melchor Romero) donde lo tuvieron que coser”, agregó la vecina.

Mientras al joven lo atendían de la herida sufrida, enterados de lo que había sucedido un grupo de vecinos fue a un asentamiento próximo al lugar del robo y logró recuperar la moto.

Al parecer, al menos uno de los dos delincuentes que actuó es conocido en la zona por haber protagonizado varios episodios de este tipo. Incluso, viviendo a pocas cuadras, en un asentamiento situado sobre 515 desde 167 hasta 173 “que con tiempo fue creciendo cada vez más a partir de la toma de terrenos”.

Ese dato fue el que permitió a los vecinos recuperar la moto robada, motivados por el hartazgo de la seguidilla de hechos de inseguridad que azota al barrio. “Hace dos días supimos que balearon a un chico en 170 y 516 para robarle. Pero además acá robo de gomas de los vehículos prácticamente todos los días. A mí me robaron la batería del auto y una patente de la puerta de mi casa”, contó la vecina.

Precisamente por los robos reiterados, algunos con un exagerado nivel de violencia, decidieron poner el sistema de alarma vecinal para tratar de al menos estar más conectados y alertas. En especial, porque “ver un patrullero por la zona es más una expresión de deseo”, definió un vecino. Incluso, estando a cuatro cuadras de la comisaría. “A una vecina que en una oportunidad llamó por un hecho le dijeron que tenía un solo patrullero para el barrio ya que el otro estaba en arreglo”, agregó. “Cada dos o tres días se activa la alarma preventivamente o nos vamos enterando de hechos que ocurren en el barrio. Y es habitual que los fines de semana haya peleas entre bandas y se escuchen disparos”, completó la joven. A la vez, se reclama mantenimiento urbano: “El pasto está alto y la iluminación es poca. Es un combo ideal para los ladrones”, apuntó el vecino.

 

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