De la primera a la última restitución
Edición Impresa | 4 de Septiembre de 2020 | 04:14

La restitución que aprobará el próximo martes la UNLP es parte de una larga cadena de restituciones que arrancaron el siglo pasado y se acentuaron durante los últimos años.
La primera restitución de restos humanos conservados en una institución académica con fines científicos ocurrió el 19 de abril de 1994, cuando el Museo de La Plata restituyó los restos óseos del Cacique Inacayal, que finalmente fueron trasladados a Tecka, Chubut, y colocados en un mausoleo.
Para ello se sancionó la Ley Nacional 23.940 promovida por el Senador Nacional Hipólito Solari Yrigoyen. Los restos humanos que estaban en el Museo platense, hay que decir, integran las colecciones que se organizaron a fines del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. La mayoría de estos restos provinieron, directa o indirectamente, de la llamada Conquista del Desierto. Así se produjo tanto la exhumación de cuerpos de enterramientos indígenas como también la captura y traslado a Buenos Aires de varias familias indígenas.
La última restitución de estas características fue a fines del año pasado, cuando los restos de una niña Nivacle fueron restituidos a las cinco comunidades originarias de ese pueblo que habitan en Formosa. A fines del año pasado, además, la Facultad de Ciencias Naturales aprobó restituir el esqueleto de un mapuche asesinado en el siglo XIX por robar un poncho. Se trató de Michel, que figura entre las colecciones del Museo de La Plata bajo número de inventario 1786, y cuya restitución ya había sido aprobada por el Programa Nacional de Restitución de Restos Humanos del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas.
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