No hay mejor plan para la seguridad que una Policía mejor capacitada

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La realidad de las últimas décadas y lo que ocurre actualmente en la provincia de Buenos Aires vuelve a confirmar que ningún plan de seguridad que se promueva para enfrentar a la actividad delictiva podrá ser exitoso, mientras la Policía no gane eficacia a través de una mayor capacitación y profesionalidad e sus planteles.

Como se sabe, en estas horas el Gobierno define un plan para tratar de frenar la inseguridad reinante en el Conurbano, volcándose recursos para equipar a la Policía provincial y enviando unos 3.000 gendarmes. Este programa, según se advirtió, no abarcará a La Plata y su zona de influencia.

Se indicó oficialmente que este plan de seguridad surgió del reclamo de un grupo de intendentes oficialistas, a partir de las controversias internas que sobre el tema quedaron evidenciadas entre las órbitas nacional y provincial del partido gobernante en ambas jurisdicciones sobre la forma de combatir la inseguridad.

En cuanto a los recursos humanos se informó que la Provincia incorporará unos 10.000 agentes más para la Policía bonaerense, aunque se estima que ese proyecto podría demorar al menos dos años.

Sea como sea, hace mucho tiempo que se viene señalando en esta columna la necesidad de hallar alguna alternativa para que los vecinos tengan algún tipo de injerencia en el tema de la seguridad, especialmente por el mayor conocimiento que tienen de sus barrios y ante la alternativa de que puedan establecer algún tipo de interrelación con las policías locales, con canales rápidos y abiertos para cruzar información.

En modo alguno se ha sugerido aquí ningún otro tipo de intervención por parte de los vecinos que, valga decirlo, en estos años no sólo han reclamado sino que vinieron ofreciendo numerosas sugerencias en las reuniones periódicas que mantienen con policías locales. También se ha señalado que el territorio de la provincia de Buenos Aires es enorme y que resulta sencillamente imposible que se pueda controlar a la Policía desde una oficina en La Plata.

Frente a la presencia cada vez más desembozada y violenta de delincuentes -que cubren todo el espectro delictivo, desde asaltos a mano armada y hurtos, con motochorros cada día más activos, con usurpaciones de tierras, violaciones, robos de cables de distintos servicios y otros delitos que van dejando una estela de víctimas- los vecinos le han hecho saber siempre a la policía no sólo que hace falta mayor presencia policial en las calles y más patrullajes nocturnos, sino que, también, ofrecieron testimonios valiosos acerca de dónde viven o se esconden los autores de esos hechos.

Otro de los temas que las autoridades debieran analizar se refiere a la gran cantidad de tareas no propias de la fuerza policial que los efectivos deben enfrentar. La Policía vino asumiendo en los últimos años muchas ocupaciones que antes no le concernían y el tener que dedicarse ellas las sustrae de su función específica, que es la de impedir el delito y defender a la población.

Menos peso burocrático, más operatividad en las calles. Las voces vecinales, alzadas por quienes conocen perfectamente a sus barrios, están marcando desde hace mucho tiempo los déficits existentes y, además, las soluciones básicas que aparecen como las más eficaces: aumentar la presencia policial en las calles, intensificar los patrullajes, anticiparse al accionar delictivo.

Además, como se ha dicho, hace falta una más depurada capacitación y profesionalización de la Policía. La expansión de nuevas modalidades delictivas, los continuos adelantos tecnológicos, la creciente complejidad de la vida comunitaria, la acentuación en la sociedad de valores relacionados a los derechos humanos y a la defensa de principios democráticos resultan ser desafíos que la Policía debe enfrentar para la más solvente formación de sus efectivos.

 

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