Liberaron a los hermanos policías golpeados y acusados de abigeato

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Fernando y Guillermo Romero, los dos hermanos policías que el viernes pasado fueron atacados a golpes acusados de intentar robar un cordero de un campo de 515 entre 164 y 168, de Melchor Romero, declararon ayer ante la fiscal que instruye la causa, Ana Medina, y recuperaron la libertad.

En sus indagatorias negaron todos los cargos después de explicar que “viven a dos cuadras de ese campo desde que eran chicos, tienen sueldos de 100 mil pesos y no necesitan ir a robar un cordero a las 9 de la mañana”, replicó su abogado defensor Fabián Vizcaino, quien anticipó que denunciará “penalmente a los agresores porque pudieron matarlos. Fue una locura todo lo que pasó”.

Como informó este diario en su edición de ayer, el grave incidente sucedió alrededor de las 10 de la mañana del viernes. Según los dueños del campo, los ladrones intentaron cargar la cría en un Peugeot 504 de color gris, con el apoyo de un Chevrolet Onix, propiedad de uno de los policías. Según declaró el más joven, Guillermo, un oficial de 43 años que presta servicios en Policía Ecológica, a las 9.40 salió de su casa, a 200 metros de donde ocurrió el hecho, para ir a buscar su auto a un taller mecánico de la zona. Caminando por 514 en dirección a 167 se cruzó con un auto Renault 19 que casi lo embiste. Luego apareció una camioneta 4x4 de la que bajaron “dos hombres con palos”, que comenzaron a pegarle mientras lo acusaban de ser uno de los ladrones. Dijo que él se identificó como policía y les pidió que miraran la credencial que tenía en su billetera, pero “se la quedaron ellos”.

Recordó en su declaración que pidió “no me maten, tengo hijos”, y que escuchó a uno de los agresores decirle al otro: “Me parece que éste no es”.

Refirió que él logró reincorporarse y caminar algunos metros, hasta que llamó al 911 para denunciar lo que había pasado y a su hermano Fernando, un comisario que también vive a pocos metros, en el mismo campo que Guillermo, y fue desafectado de la fuerza en 2018.

En su indagatoria ante Medina, éste aseguró que fue a buscar a su hermano en su automóvil Chevrolet Onix y, al verlo, “caminando como perdido y muy ensangrentado”, le sugirió que lo mejor “era ir al hospital y a la comisaría”. Sin embargo, Guillermo le pidió que lo llevara al lugar del hecho para “recuperar su credencial”. Los Romero refirieron que los agresores- tres hermanos- estaban todavía en el sitio tratando de sacar la camioneta que se les había quedado encajada, y que “también apalearon a Fernando hasta desmayarlo” cuando él les pidió que les devolvieran la credecial. Dijeron, además, que “volvieron a agredir a Guillermo” al descubrir que en el auto había un revólver 38 Special que es del comisario. Éste argumentó que lo tenía en el Onix porque “en su casa estaban los sobrinos”. En definitiva, en pleno incidente llegaron los patrulleros que habían sido alertados del hecho por el llamado al 911 y se llevaron aprehendidos a los policías. Uno recuperó la consciencia en el móvil. A Guillermo Romero lo llevaron al hospital, donde recibió 27 puntos de sutura.

 

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