Frustró a trompadas un asalto, pero el ladrón le pegó un balazo
Edición Impresa | 6 de Septiembre de 2020 | 05:54

Como cualquier otra mañana, un vecino de Los Hornos salió de su casa poco antes de las 7, para cumplir con su rutina de caminar hasta la parada de la Línea 307 y subirse a uno de los micros que lo traslada hasta su lugar de trabajo en la delegación municipal de esa jurisdicción.
Pero en ese trayecto de cuatro cuadras hasta llegar a la parada del colectivo, se interpuso en 149 entre 68 y 69 un solitario delincuente que -encapuchado, con barbijo y un arma de fuego- le exigió que le entregara el dinero que tenía entre sus ropas y el celular.
Según admitió Ricardo Eduardo Pereyra (53) en una charla que mantuvo horas después con este diario, tuvo una reacción instintiva al negarse a entregar sus pertenencias.
“No estaba dispuesto a darle lo que es mío”, explicó sobre su decisión de resistirse sin medir riesgos.
“ESTÁS ROBADO”
Durante el extenso diálogo que mantuvo con EL DIA en la puerta de su casa, Pereyra señaló que el asaltante “estaba totalmente drogado, se le notaba al hablar y además apenas podía mantenerse en pie”.
Esa circunstancia, así como la frase que escuchó de boca del maleante, “estás robado”, lo impulsaron a tratar de evitar el robo.
“Primero le dije ‘¿a quién vas a robar’ y le di una trompada”, recordó Ricardo, pero el asaltante reaccionó manoteando un arma de fuego que tenía en la cintura.
Apuntando hacia abajo, hizo un disparo que alcanzó la pierna de su víctima.
“Sentí una explosión en el piso, pero al principio no me di cuenta de que tenía un impacto de bala. Mi reacción fue darle más trompadas, mientras que él me respondía apuntándome con el arma como si quisiera volver a disparar. Pero creo que lo hacía más que nada para que no siguiera agrediéndolo”, apuntó el hombre, que en el forcejeo recibió algunos culatazos.
En esos dramáticos instantes, de pronto Pereyra sintió “un calor intenso” en su pantorrilla izquierda. “Me miré y tenía sangre, por lo que entendí que el tiro no había pegado en el piso, si no en mi pierna”.
“LO MÍO FUE UNA LOCURA”
El frustrado asalto duró un puñado de minutos, transcurridos los cuales el delincuente escapó, resignando la posibilidad de despojar al vecino de lo que pretendía.
Fue entonces cuando Pereyra llamó por teléfono a un compañero de trabajo y le contó lo sucedido. “Es que eran las 7 menos cuarto de la mañana y en la calle no andaba nadie. Como pude, llegué caminando hasta mi casa y un compañero me pasó a buscar en su vehículo y me llevó al UPA de Los Hornos”, recordó.
Los médicos que lo atendieron allí le hicieron unos estudios de imágenes, para establecer el grado de la lesión que tenía por el balazo recibido.
“El proyectil me atravesó de lado a lado la pantorrilla izquierda y por suerte no hubo ninguna lesión ósea”, rescató.
Luego de las curaciones para desinfectar la herida sangrante, “me atendió un traumatólogo, que me ordenó reposo y curaciones durante 15 días”, detalló, además de un antibiótico y un analgésico.
La charla volvió sobre el ataque que sufrió por negarse a entregar “la plata y el celular, como me había pedido”.
Un poco más tranquilo, reflexionó que la resistencia fue muy riesgosa. “Pensándolo en frío, fue una locura haber reaccionado a las trompadas. Pero en esos momentos tenía las pulsaciones a mil, aunque es cierto que pudo haberme costado la vida”.
Reconoció, además, que “el ladrón no quiso matarme. Creo que me perdonó la vida, no sé por qué, ya que le pegué bastante”.
“Quizá su estado de aturdimiento por las drogas lo dejó sin reacción”, especuló Ricardo, teniendo en cuenta que “en otros casos, al menor gesto de resistencia te disparan a matar”.
Permitiéndose una broma en medio de su dramático relato, refirió que, “encima, tenía poco dinero encima y un celular chiquito, que no le iba a servir de mucho a este delincuente”.
Según él mismo reflexionó, no se indignó por lo que podía llegar a perder en aquel asalto callejero, si no “por la actitud de quien quería sacarme de prepo lo que me cuesta un sacrificio ganar”.
Pese a que luego el barrio se llenó de policías y hubo un amplio operativo para dar con el maleante, no lograron localizarlo.
En la comisaría Tercera se abrió una causa por “tentativa de robo y lesiones”.
“No me resistí por el valor de lo que tenía encima. Fue porque me quiso sacar lo que me cuesta tanto ganarme”
Ricardo Eduardo Pereyra (53) Víctima
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