Los venezolanos y sus malabares para surfear el desmadre de la hiperinflación

Gastan sus magros ingresos en bienes, buscando sobrevivir. Con una jubilación de 3,2 dólares, compran un kilo de harina

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CARACAS

En plena pandemia, los venezolanos compiten a contrarreloj con una voraz hiperinflación, buscando sobrevivir a la crisis económica. ¿Las estrategias? Comprar bienes al momento con una moneda local devaluada y administrar dólares intentando ahorrar mientras el COVID-19 avanza.

En una recesión económica que entrará en su séptimo año y luego de unos tres en hiperinflación, en este país de 30 millones de habitantes los precios suben incluso en cuestión de horas por una inflación que en 12 meses hasta julio llegó a 4.099 por ciento, según el Parlamento.

Esto se debe en buena medida por la emisión de dinero para financiar el déficit fiscal, en medio del retroceso de la producción petrolera -principal fuente de divisas del país-, golpeada a su vez por sanciones de EE UU a la estatal PDVSA.

El bolívar, la moneda local, se depreció 77,9 por ciento desde enero. Con efectivo escaso y monedas inexistentes, los venezolanos dependen de tarjetas de débito hasta para pagar un café, y de monedas extranjeras, en especial el dólar.

En ese escenario, quienes pueden se resguardan comprando dólares en un mercado negro que funciona en paralelo con el control cambiario, hoy con flexibilizaciones.

Delia Hernández (58) gasta casi al instante sus ingresos como jubilada del Ministerio de Educación, equivalentes a 3,2 dólares mensuales, antes de que se diluyan, en un kilo de harina o una bolsita de jabón. Evita consumir leche, ya que un kilo en polvo duplica sus haberes.

El esposo de Delia fue despedido durante la pandemia de coronavirus, que en el país caribeño ya dejó casi 50 mil infectados y unos 400 muertos, y con la indemnización pusieron una fiambrería en casa para “subsistir”.

Donny Torres (34), que hace delivery en moto, cobra hasta 4 dólares, o su equivalente en bolívares, por entrega. En una buena jornada sobrepasa los 20 dólares, seis veces más que su salario mensual como empleado público en una empresa de gas natural. Pero un neumático para su moto cuesta entre 30 y 35 dólares.

En Venezuela, los billetes “verdes” corren libres pese al control cambiario y se prevé que este año representarán el 70 por ciento del total de las transacciones. (AFP)

 

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