Cisternas, bidones y baldes: estrategias para enfrentar la carencia en los barrios

Vecinos que tienen problemas con el agua en Los Hornos y San Carlos relatan cómo los afecta en el día a día

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La pileta de lona que Lucía Fiorito tiene en su casa funciona en estos días como un reservorio hogareño de agua de lluvia que puede ser utilizada en funciones tan cotidianas como lavar los platos o la ropa. Sobre todo desde el 23 de diciembre, ese día en que los vecinos de 52 y 142, en el límite entre Los Hornos y San Carlos dejaron de tener agua. Sólo recuperaron algo del servicio en los últimos días, dicen, pero con tan baja presión que no alcanza a subir a los tanques.

Con la carencia de los vecinos del lugar contrastan dos grandes pérdidas de agua: una ubicada en la esquina antes mencionada y otra en la esquina de la calle 51.

“Necesitamos urgente que nos solucionen los problemas en la provisión de agua porque en el barrio hay personas mayores y que son de riesgo en el marco de esta crisis sanitaria”, expusieron los vecinos en una de las tantas notas de reclamo que presentaron a ABSA y que, según destacan, no tuvieron respuesta.

Mientras tanto, relatan que, para acomodarse a este 2021 sin agua, tienen que modificar muchas de sus rutinas.

“Nos levantamos a la madrugada, que es cuando puede haber algo de agua en la red y tratamos de juntar algo, lo que podamos, porque la presión durante todo el día es muy baja o directamente no tenemos agua”, sostiene Pablo Medina, uno de los vecinos afectados.

Los habitantes del barrio cuentan que los problemas de presión se iniciaron después de que se colocaron caños nuevos en el barrio, que “en lugar de mejorar la prestación, la empeoraron”.

También destacan que en los últimos años el barrio creció mucho y sostienen que ese factor puede estar incidiendo en la deficiente provisión de agua en sus hogares.

Lo cierto es que los problemas con el agua se convirtieron, desde hace largos meses, en cosa de todos los días.

“Como esta situación se cronificó, ahora, en mi caso particular, tengo un gasto promedio mensual de 400 pesos en bidones de agua, para garantizarme lo mínimo de agua potable como para tomar y lavarme las manos en medio de la pandemia. Mientras tanto, todos los vecinos pagamos facturas con montos promedio de 1.000 pesos por un servicio que no tenemos”, dice Susana Bellogrado, una de las habitantes del barrio.

Paralelamente, los vecinos invierten en infraestructura en sus propios domicilios: casi todos compraron cisternas para almacenar agua y bombas para impulsarla hasta sus tanques, según relatan.

Las estrategias con las que hacen frente a la diaria carencia de agua incluyen, además, ir a aprovisionarse del líquido elemento a casa de familiares y almacenar agua de lluvia.

Además, la situación les impone la necesidad de racionar el agua, algo que muchos consideran riesgoso en el marco de la crisis sanitaria.

“Hay veces que en casa no comemos verduras ni frutas porque no tenemos con qué lavarlas”, dice Estela, una vecina del barrio del lado de Los Hornos, quien agrega que “la situación es siempre peor de nuestro lado:; si San Carlos tiene un mínimo de presión, nosotros seguro que no tenemos nada”.

Respuestas

Por último, los vecinos protestan además, por el tipo de respuesta que reciben de la empresa ante sus reiterados reclamos.

“Nos han dicho que no hay reclamos hechos sobre problemas en la zona, cuando nosotros los tenemos todos registrados”, relatan .

 

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