Goticas, estampitas y leche condensada
Edición Impresa | 31 de Enero de 2021 | 04:58

Por IRENE BIANCHI
irenebeatrizbianchi@hotmail.com / @IRENEBIANCHI
- ¡Listo! ¡Se fue febrero! Alguien nos está afanando el tiempo, chicas. No puede ser que todo pase tan rápido. A la primera de cambio, estamos otra vez armando el arbolito.
- ¡Ni lo digas! La vida es un soplo, un suspiro, una quimera …
- Sí. Dura lo que una flatulencia en un canasto.
- ¡Si serás ordinaria, Chela! Yo trato de ponerle poesía, y vos tan pedestre, tan básica.
- Mirá, yo no tendré tu gusto literario ni tu estilo sofisticado, pero tengo algo que les puede interesar.
- ¿Qué, Chela? ¿Algún amigo viudo, hetero, rico disponible?
- ¡No! No hay más. Se van mudando a la Quinta del Ñato con prisa y sin pausa.
- ¿Entonces qué?
- Esto. “Goticas”.
- ¿Gotitas? ¿Colirio? Me vienen bien para el ojo seco. ¿O son para la nariz?
- ¡No! Éstas son milagrosas. Curan el Covid.
- Es una joda, ¿no?
- Preguntále a Maduro. Él dice que son mágicas.
- ¿Y vos le crees al yosapa ése? No está en sus cabales el seudo Profesor Jirafales.
- Para que sean más efectivas, hay que combinarla con éstas.
- ¿Naipes?
- ¡No! Estampitas de vírgenes y santos. La fórmula de López Obrador para combatir el maldito virus.
- ¡Otro delirante! Pensar que tipos como ésos manejan los destinos de las naciones.
- Ni hablar de Bolsonaro, otro vecino impresentable. Se calentó con la prensa porque destaparon una olla del 2020.
- ¿Una olla pestilente?
- No. Bastante dulzona. El chabón compró la friolera de 2 millones y medio de latas condensadas, por la suma de casi 3 palos verdes. Dijo que los periodistas se metan las latas en el culo.
- ¡Ay! ¡Qué dolor!
- ¿Y para qué tanta leche condensada?
- Yo hacía dulce de leche casero, poniéndolas a baño María, ¿se acuerdan?
- ¡Que empalagoso! Me dan arcadas de sólo pensarlo.
- A mí el mundo me da arcadas. Estamos en manos de piantados mesiánicos, mamarrachos que prometen y no cumplen; fantoches que padecen de incontinencia verbal.
- La pandemia puso al descubierto muchas miserias. Y yo que creí que sacaría lo mejor de cada uno.
- Al contrario. Toda la mugre en la superficie. Egoísmo, mezquindad, uso político, tejes y manejes con la vacuna, negociaciones turbias, y mantenernos a todos en ascuas, inmóviles, mansitos, muertos de incertidumbre y de miedo. Rehenes.
- ¡Qué exagerada! Hacen lo que pueden. Nadie conocía a este bicho de mierda.
- Cierto, pero entonces que no hagan promesas incumplibles. Como cuando el Ministro de Salud dijo que aquí no llegaba el virus. O bolacean con los millones de dosis que no llegan.
- ¿Será que nos subestiman?
- Ponéle la firma. De aquí a la China.
- ¡Ay! No la nombres que me da urticaria. Ellos tendrían que mandarnos las vacunas. Y gratarola.
- Bueno, ¿les dejo o no las “goticas” y las estampitas?
- ¿Gratis?
- A la gorra. A voluntad, si les parece. Y, ya que están, páguenme el trago. ¡Chin, chin”!
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