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Jorge Amiconi: otra voz platense que se abre paso en el tango

Tras un inicio ligado al rock, y un parate forzado por la profesión, retomó la carrera musical hace diez años y, junto a su orquesta típica, grabó “Paciencia”, su segundo disco que presentará en calle Corrientes

Jorge Amiconi: otra voz platense que se abre paso en el tango

Jorge Amiconi soñó con una orquesta típica de tango y la formó

16 de Noviembre de 2021 | 01:48
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Jugó de pibe en Estudiantes, tocó rock en los 70 y ahora, “El león de La Plata”, canta tangos

Se podría decir que Jorge Amiconi está empezando a cosechar su siembra, una siembra que viene regando desde hace diez años cuando, harto de postergar sus sueños, decidió retomar la música; una disciplina que lo había llevado a recorrer bares y boliches de La Plata en los 70 de la mano de Prisma, su banda de rock, aunque ahora se dedica al tango, un género para el que necesitó tiempo para comprenderlo hasta caer rendido a sus pies.

Hijo de Héctor Abel Amiconi, quien, en los años 50 tocaba la guitarra y cantaba en la orquesta típica Los Zorros Grises, fue su papá quien lo introdujo en el universo de la música ciudadana, sin embargo todavía le faltaban años para poder sentirla a flor de piel.

“Siempre me gustó la parte melódica del tango, pero no las letras, no les llevaba el apunte, no las entendía. Pero crecí y de repente te empiezan a caer las fichas cuando escuchás un tango y recordás a un tío o tu madre que falleció. Ahí se fue fortaleciendo lo que es la interpretación: poder interpretar de una manera visceral, bien de adentro. No solo quería cantar, quería entender lo que estaba diciendo”, manifestó Jorge Amiconi, en diálogo con EL DIA.

En su adolescencia, tras una ilusión de futbolista frustrada -jugó en las inferiores de Estudiantes y, de ahí, su apodo: “El León de La Plata”-, armó una banda de rock con algunos amigos en la que tocaba la guitarra y hacía los coros de un repertorio básicamente en inglés del que, obligadamente, tuvieron que desprenderse para 1982 cuando el conflicto con los ingleses escaló y estaba prohibido cantar en ese idioma.

Tras algunos meses de aventura en castellano, el proyecto se disolvió y Jorge se mantuvo alejado de los escenarios hasta hace diez años cuando la música, su pasión latente, volvió a tomar pulso en su vida pero no con el rock sino con el tango, para el que ya estaba preparado.

De tocar la guitarra en su agrupación a cantar hubo un largo trecho, mucho esfuerzo y constancia que aún no se termina. “Empecé de una manera muy simple, trabajando con algunos profesores de La Plata, pero siempre enfocado en lo profesional, caminando sin dar medio paso atrás”, manifestó Amiconi, que se sigue formando con el maestro Mario Bracco, porque es de los que creen que de los “experimentados” se aprenden cosas que los libros no pueden enseñar.

“Fue mucho trabajo. Siempre digo que aprender a cantar es como estudiar una carrera universitaria: si no estudiás, sos un cantor más, que no está mal, pero no es lo mismo. El camino es profesional, no hay otra manera para mì”, aseguró este intérprete amante del fútbol y de la pesca por igual.

“Memorias de un patio” marcó, en 2019, su debut discográfico; un álbum dedicado a Reynaldo Martín, “El Alemancito”, un referente para Amiconi, quien lo atravesó “por su manera de interpretar”, más allá de su voz potente, y que incluía “Puente Alsina”, “Almagro” y “La mesa de un café”, entre otras piezas, “todas muy conocidas pero muy poco difundidas”.

Él prefiere descartar el repertorio más trillado, “salir un poquito de eso, con obras tal vez no tan conocidas pero muy interesantes en su poesía”, algo que dice haber logrado con “Paciencia”, su segundo disco lanzado en agosto, donde reviven canciones de La Cueva-Brignolo, Manzi, Stamponi-Expósito, De la Riestra y, entre otros, D’Arienzo-Garrindo cuyo tema da nombre a la placa que tuvo en septiembre su primera presentación en la mítica Esquina Homero Manzi.

“Siempre soñé con armar una orquesta típica propia, de diez músicos, como era antes. No tuve el placer de poder verlas en vivo, porque generalmente no llegué, pero era algo pendiente”, manifestó Amiconi. Y lo logró: junto a su orquesta típica no sólo grabó este segundo material (en los emblemáticos Estudios ION) sino que también es la que lo acompaña en cada presentación. Su agrupación incluye cuatro bandoneones (uno interpretado por Diego Sauchelli, que es el maestro orquestal), cuatro violines, contrabajo y piano.

Con su gran orquesta, el platense debutará en la calle Corrientes el próximo 9 de diciembre cuando lleve toda su “Paciencia” al Teatro Astros de la mano de un show que, además de a sus músicos, tendrá dos parejas de baile y muchos invitados (César Banana Pueyrredón, Miguel Ángel Cherutti y Jorge Vázquez) con los que le dará vida a un espectáculo variado que, además de tangos, incluirá desde imitaciones hasta boleros y un emotivo homenaje a Cacho Castaña, Sergio Denis y Sandro, “para hacerlo más llevadero y familiar”.

Amiconi, que siente que rompió “un poquito el aspecto de la figura del tanguero típico”, destacó que su idea es “llegar a la gente con mucho respeto y mucha humildad, sin dejar de lado el género, pero poder ingresar a la gente joven por otro lado, para que a una persona de 15 y a una de 70 les guste por igual. Estoy muy conforme de poder llegar a la familia”.

Antes del Astros, Amiconi y su orquesta, aunque en formato sexteto por las limitaciones del espacio, protagonizarán otra importante presentación cuando mañana se conviertan en la primera agrupación de tango en tocar en el Hard Rock de Puerto Madero, en un espectáculo íntimo que lo tiene muy movilizado.

“Yo que transité esa vía del rock, y ahora estar ahí cantando tango, viendo todas esas guitarras, es muy emocionante”, manifestó el platense, feliz por poder “hacer lo que a uno le gusta, y no por necesidad”.

El tango, a él, le devolvió una parte de su vida dormida, y por eso lo disfruta tanto porque, remarcó, le permite mostrarse tal cual es. “Es uno de los pocos géneros que te permite expresarte y relacionarte con la gente de la manera más natural, no necesitás ningún personaje. Yo soy el mismo en un escenario que en la vida real. Eso es lo lindo: no tenés que disfrazarte de cantor, sos cantor. Para mí el éxito se basa en lo que uno pueda sacar de la manera más natural”, cerró.

 

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