La violencia institucional se agravó en cuarentena
Edición Impresa | 20 de Noviembre de 2021 | 02:09

La violencia institucional tiene rango de flagelo desde hace décadas en Argentina, aunque se profundizó en el contexto de pandemia, con el DNU 297/2020, que al entrar en vigencia el 20 de marzo de aquel año dotó a las fuerzas de seguridad de un poder de control que en muchos casos se volvió abusivo y en no pocos resultó letal.
La Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) denunció a fines del año pasado que entre el 20 de marzo y el 6 de agosto registraron “92 muertes de personas a manos de integrantes de la fuerzas estatales”. De esos 92 casos, 34 fueron fusilamientos de gatillo fácil; 45 muertes bajo custodia -cárceles o comisarías-; 4 femicidios y femicidios relacionados; 3 desapariciones forzadas; dos son consecuencia de otros delitos policiales, dos son otras modalidades, como el uso del patrullero como arma, y un caso es intrafuerza (entre ellos).
Algunas de esas historias fueron muy trascendentes, como la de Facundo Astudillo Castro, demorado por la policía en un operativo de control, el 30 de abril del año pasado, y hallado muerto casi cuatro meses después en la localidad bonaerense de General Cerri. Sin embargo, muchísimos otros casos no tuvieron trascendencia mediática ni política.
Valentino Blas Carrera tenía 17 años, fue perseguido por la policía el 6 de agosto del 2020 en la ciudad de Córdoba. Los uniformados dispararon contra el auto en el que viajaba y luego intentaron cambiar la escena del crimen, en un episodio casi idéntico al de Lucas González.
Florencia Magalí Morales, de San Luis, iba en bicicleta el 5 de abril del 2020 por Santa Rosa de Conlara, cuando fue detenida porque su número de DNI no la autorizaba a salir ese día. Apareció muerta en un calabozo de la Comisaría 25.
Franco Gastón Maraguello, de 16 años, tomaba mates en la vereda de su casa en Villa Mercedes, también en San Luis, cuando lo demoró la policía por “violar la cuarentena”. También apareció muerto en el calabozo.
El crimen de Luis Espinoza tuvo más repercusión, por la fuerza del horror. Fue detenido el 15 de mayo cuando iba a caballo a llevarle la pensión a su madre, en Tucumán. Estuvo preso por incumplimiento de la cuarentena y luego apareció muerto en Catamarca. Las investigaciones arrojaron que los efectivos tiraron su cadáver por un barranco. Otros nombres: Lucas Cabral (22); Tomás Fernández; Ariel Valerian; Ulises Rial. Y la lista sigue.
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