Siempre listo

Otra vez saltó desde el fondo de la fila cuando nadie lo esperaba. Otra vez jugó fuera de puesto. Una vez más facturó. Eric Ramírez no deslumbra, pero siempre termina jugando. ¿Será el 9 del Lobo hasta fin de año?

Así es el fútbol, ¿no? Raro, a veces injusto. Da o quita oportunidades. Para algunos, el tren pasa una sola vez. Otros, en cambio,  las tienen  y las aprovechan. Eric Iván Ramírez, 25 años, entrerriano de Concordia, es de estos últimos. Debutó a los 18 en un partido contra River con Troglio como entrenador, tuvo su momento con Alfaro, lo mandaron a préstamo a Quilmes y cuando estaba arrumbado en estancia Diego Maradona lo convocó para jugar contra Aldosivi. Esa tarde, jugó bien y convirtió. Y siguió jugando y luchando con el karma de que DT que llega, DT que lo manda al fondo de la fila de nuevo.

"Siempre que llega un técnico nuevo arranco de atrás. Después con los entrenamientos me van conociendo más y siempre termino jugando. Estoy muy contento, siempre aprovechando las oportunidades que me dan". Como si fuese el último boy scout, Eric (basta de apodos que están más para El Tasador a la madrugada que para el fútbol tripero) juega de lo que lo pongan: no es ni volante derecho ni centrodelantero. Tampoco extremo. Aunque más de una vez jugó en esos puestos, es mediapunta. Tal vez, esas chancesque le surgen conspiran contra su continuidad, por aquello de que los que juegan de todo, no juegan de nada. Y a este nivel, el polifuncionalismo es una fábrica de suplentes.

 El gol (buen anticipo ofensivo de cabeza tras un corner de Miranda) tal vez le asegure la titularidad hasta fin de año. Un año que empezó con u gol de cabeza en el Nuevo Gasómetro. "Ese arco trae suerte. También fue de cabeza y en el mismo lugar. Uno siempre sueña con hacer goles y jugar bien. Gracias a Dios pude hacerlo  y darle la victoria al equipo". Sabe mejor que nadie cuánto necesitaba ese gol.

Este Lobo paradójico que gana los partidos más chivos y que peor juega, no dejó conforme a Gorosito en San Lorenzo". Ramírez lo sabe. "Hicimos 15 minutos muy buenos y después entramos en el juego de ellos, en la desesperación. Erramos pases. Pero se ganó, cuando se juega mal también hay que ganar". Néstor Gorosito metió un pleno con su titularidad como 9, un delantero distinto a tanques como Contín o Domínguez o a uno más técnico como Holgado. "Pipo me pidió que haga diagonales. No soy muy alto para aguantar tanto la pelota, así que tratamos  de sacar ventaja de los centrales un poco lentos". 

En etapa de definiciones, cuando Gimnasia mide si tiene nafta para meterse en la Sudamericana '22, los goles valen. Ramírez, que lleva 6 en la primera del Lobo, asoma como un falso nueve que algo puede aportar en este tramo final de año. Y tal vez, se gane otra vez la confianza de un entrenador. El tren lo esperó. Depende de él.

 

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