"Me quiero morir": el ladrón acusado de matar al kiosquero de Ramos Mejía se puso a llorar

El acusado de asesinar de al menos seis disparos al kiosquero Roberto Sabo, durante un asalto cometido ayer en la localidad bonaerense de Ramos Mejía, se negó esta tarde a declarar ante el fiscal de la causa, lloró y pidió que por favor no le "pidan prisión perpetua", informaron fuentes judiciales.

Se trata de Leandro Daniel Suárez, de 29 años, que estuvo 6 años preso por un robo y recuperó la libertad en agosto del año pasado y a quien ahora el fiscal Federico Medone, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Homicidios de La Matanza, le imputó el "homicidio calificado" del comerciante, delito que prevé la pena máxima.

"Por favor, no me pidan la prisión perpetua. Me quiero morir", fueron las palabras que utilizó el acusado, según una fuente de la investigación, en su indagatoria ante el fiscal Federico Medone, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Homicidios de La Matanza.

Voceros judiciales informaron que Suárez fue imputado del "homicidio agravado criminis causa, por el uso de arma de fuego" de Sabo y también de "robo calificado -dos hechos-, hurto de vehículo, portación ilegal de arma de fuego de uso civil, portación ilegal de arma de guerra", todo ello agravado por la "participación de un menor de edad".

Tras negarse a declarar, el juez de Garantías 5 de La Matanza, Gustavo Banco, ordenó que el acusado siga formalmente detenido por todos esos delitos mientras se resuelve su situación procesal.

A su vez, la jefa de todos los fiscales de La Matanza, la fiscal general Patricia Ochoa, indicó que en la ficha de antecedentes de Suárez figura una condena del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 8 porteño de cinco años y diez meses de prisión por "hurto con escalamiento en grado de tentativa y robo agravado por el uso de arma", y que salió de la cárcel con "pena cumplida".

¿Cómo fue el crimen del kiosquero de Ramos Mejía?

El asesinato de Roberto Sabo ocurrió este domingo cerca de las 14 cuando un joven ingresó al kiosco en La Matanza y lo asesinó tiros. El kiosquero murió en el acto, según informes periciales afirman que su cuerpo presentaba alrededor de seis orificios de balas.

Pedro Sabo, el padre de Roberto, dijo entre lágrimas que “le arruinaron la vida”, además pidió por favor que los delincuentes “no salgan más”. Uno de los asesinos de Roberto había estado preso por robo, pero salió de la cárcel al poco tiempo. “No sé qué vamos a hacer porque estamos llenos de delincuentes. Mañana voy a ir a trabajar y me van a matar a mí también”, afirmó.
 

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