Feroz ataque a jubilada: tiene 91 años y la torturaron en La Plata

Le pidieron prestado el teléfono para una “urgencia” y ella cayó en la trampa. Se llevaron dos jubilaciones que había estado juntando para “darse un gustito” durante las fiestas

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Ni la edad de la víctima, ni la confianza que ésta le había depositado sirvieron como frenos inhibitorios para una mujer que el pasado sábado atacó de manera feroz a una jubilada de 91 años con la finalidad de robarle todo su dinero. Según indicó la policía, la ladrona no actuó sóla. Acompañada de su pareja, se presentó bien temprano en la vivienda de la jubilada ubicada en 74, entre 3 y 4. Luego de tenderle una trampa, ambas personas lograron acceder a la vivienda y fue en ese momento que ejecutaron el ataque.

No es la primera vez que Dominga Arzuaga es víctima de una situación similar. Hace unos años un sujeto al que le alquilaba una habitación le robó “tantas veces” que decidió denunciarlo. “Recuerdo que era taxista. Ahí debe andar el pobre. Me enteré que está preso porque también había andado metido en cosas raras. Una lástima, sobre todo ahora que se vienen las fiestas y no va a poder estar con los suyos. Con esto que le estoy contando es probable que usted esté pensando ‘pobre señora, otra vez cayó. Otra vez la engañaron’. No es que no haya aprendido la lección. El tema es que yo creo en la juventud. Los chicos no están todos perdidos, como dicen”, confesó en diálogo con EL DÍA.

Siguiendo ese principio, el pasado sábado decidió abrirle la puerta a las dos personas que se presentaron en su puerta para pedirle prestado el teléfono ya que tenían que “hacer un llamado urgente”. Arzuaga jamás sospechó que su vocación de ayudar iba a terminar siendo traicionada minutos después. Es que, según explicó, ella ya había tenido trato con la ladrona porque en el pasado habían tenido una relación de arrendataria e inquilina. “Siempre supe que no andaba en buenos pasos. Medio oscuro el ambiente en el que se mueve. Pero el trato conmigo siempre había sido cordial y en más de una oportunidad le brindé ayuda. Sin duda, mordió la mano que le dio de comer”, explicó.

Sobre el episodio recordó que “actuaron con amabilidad” hasta que ingresaron a su casa. Una vez que se cerró la puerta se desató la ferocidad. “Me agarraron en la entrada de mi casa cuando estaba barriendo la vereda. Después de que me pidieron el teléfono, les abrí el portón y se metieron rápido en la casa. Como soy de andar lento, les pedí que usaran el teléfono y que no me esperaran. Pero insistieron que les indicara dónde estaba el aparato. Cuando puse un pie en mi casa, cerraron la puerta y empezaron los golpes. Yo intenté defenderme. De hecho tuve un forcejeo con ella pero me pegó en los brazos y me bloqueó. Qué más podía hacer yo. Después, cuando vieron que seguía media arisca, el tipo con el que andaba me metió una servilleta en la boca para que no gritara y me apretó del cuello” recordó.

“Me empezaron a preguntar por la plata. ‘Dónde la tenés vieja. Sabemos que andas dulce’, me dijeron. Cuando me di cuenta de cuáles eran sus intenciones no lo dudé. No quería que me estropearan. Hay muchos viejitos que se resisten y los golpean hasta desmayarlos. Por eso decidí darle todo lo que tenía encima. La verdad que la saqué barata”, analizó al tiempo que detalló que “se llevaron dos jubilaciones que había cobrado hacía unos días”.

“Mi intención era juntar esa plata para estar más holgada para las fiestas. Quería darme un gustito. Por eso no fui a cobrar el mes pasado y me arreglé con lo que tenía. La semana pasada recién fui a buscar la plata. Quizás se enteraron y vinieron acá con la fija”, sentenció.

“DÍAS AGITADOS”

Para Dominga este robo representa otro duro golpe a su estado anímico. Según contó a este diario, venía recuperándose “de a poco” de una difícil situación que tuvo como escenario su pensión. Se trata del caso de la beba de un año que fue rescatado a fines de noviembre luego de que fuera hallada sola en una de las habitaciones que ella alquila.

“No es que no haya aprendido la lección. El tema es que yo creo en la juventud. Los chicos no están todos perdidos”

Dominga Arzuaga,
jubilada de 91 años

 

Como indicó este diario, fuentes oficiales informaron que la pequeña “estaba encerrada en un cuarto con candado, desnuda, con signos de desnutrición y con quemadura en los brazos”. Dominga fue la heroína de este drama, ya que fue quien puso en marcha la operación para poner a resguardo a la pequeña.

Después de escucharlo llorar “desconsoladamente”, desde el mediodía hasta la tarde, Dominga se tomó un remís y radicó la denuncia correspondiente en la comisaría Octava y minutos más tarde efectivos de la seccional montaron un operativo para liberar a la chiquita.

Además de la angustia que le generó el desamparo que estaba padeciendo esa beba, después sufrió una serie de amenazas por parte de la progenitora de la menor. “Son días agitados”, reflexionó.

 

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