El líder indígena que sacude el tablero político en Ecuador

Edición Impresa

DANIELA BRIK

Las elecciones del domingo en Ecuador arrojaron un protagonista con nombre propio: el dirigente indígena y ambientalista Yaku Pérez, que sacudió el tablero de juego (saca una ventaja sobre Guillermo Lasso y está más cerca de acceder al ballotage).

Cuando se presentó como candidato del movimiento político Pachakutik hace medio año, a Pérez le achacaron que no representaba al liderazgo de los pueblos originarios y pocos lo veían como opción alternativa tras la mala prensa que generó, entre algunos sectores, la asonada de octubre de 2019, canalizada precisamente por el movimiento indígena.

Pero “Yaku” (agua en quichua), como lo conocen sus allegados, asumió el reto de buscar el mayor consenso posible y con un mensaje sencillo hizo de la “honestidad” su campaña.

Tras 20 años de activismo indígena y ecológico, el cuencano de 51 años, de origen humilde y doctor en Jurisprudencia, asumió en 2019 la Prefectura de la provincia de Azuay, sur de Ecuador, que tuvo que dejar al postularse como presidencial, desde donde impulsó una forma de hacer política ecológica que incluyó una cruzada contra la minería.

El domingo, en su cantón, se votó una consulta popular impulsada por él mismo contra la minería en zonas de acumulación hídrica, que obtuvo el respaldo del 80 por ciento de los votantes.

Miembro de la nacionalidad kichua cañari, es considerado un símbolo de la lucha indígena, que ha dirigido desde diferentes organizaciones de base y se ha rodeado en los últimos años de asesores de organizaciones ecologistas.

En su campaña abogó por convertir al país en “potencia ecológica” o “destapar la verdad” del correísmo, y en cuanto tiene ocasión, recuerda las cuatro veces que pasó por prisión durante el Ejecutivo de Rafael Correa, acusado de sabotaje y terrorismo.

Para el exmandatario, que gobernó Ecuador entre 2007 y 2017, Carlos Ranulfo Pérez Guartambel, su nombre de nacimiento que después cambió, no es, ni representa, realmente a los indígenas.

Pero con un discurso alejado de la vehemencia de otros líderes indígenas, Yaku, representa a alrededor del 7 por ciento de los 17 millones de ecuatorianos que se identifican como indígenas y se reparten entre 14 nacionalidades y 18 pueblos originarios.

PRESIDENCIABLE EN BICICLETA

Saxofonista y amante de la bicicleta, otro gran factor que ha impulsado su imagen ha sido la de su pareja Manuela Picq, periodista y activista franco-brasileña, con la que se lo ve bailar en un vídeo subido a Tik Tok con el que se buscó atraer al votante más joven.

“Es que él es así desde que lo conozco, ha usado su bicicleta en las marchas, caravanas y mítines”, indica Braulio Gutiérrez, uno de sus allegados, exmiembro de la ONG Acción Ecológica, que dejó para seguirle a la Prefectura azuaya. Explica que Yaku, “en algún momento se dio cuenta de que tenía que formar una identidad como líder, como “taita” (padre, en quichua) y eso es algo que ha construido paso a paso”.

Aunque el activista convertido a político ha ido “creciendo” y ganando carisma, quizá su secreto haya sido que se muestra tal y como parece ser.

“No cambia sus colores, no va a negociar a espaldas de nadie, es auténtico y busca que prime la felicidad”, resume Gutiérrez.

Las acusaciones de posible fraude que dirige, entre otros, a Lasso, tradicional figura de contrapeso al correísmo, podrían volverse en su contra.

Y es que de momento, lo que está por ver es si el factor Yaku sacude el escenario político, o provoca un verdadero terremoto como figura aglutinadora del favor anticorreísta en un espacio de respeto pluricultural. (EFE)

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE