VIDEO.- Hace un año empezaba a cambiar la vida de todos los argentinos

El 20 de marzo de 2020, a las 19 horas, nadie imaginaba lo que sucedería los 365 días posteriores. Era una tarde gris y había silencio en las calles. Todos sospechaban que algo "feo" estaba por suceder, pero la fotografía completa era un enigma. No estaba en los planes de nadie que -un año después- todavía millones de personas en el mundo seguirían sufriendo y penando por un virus al que todavía no le pudieron encontrar una lógica de combate.

Esa noche, el presidente Alberto Fernández ofreció una cadena nacional para anunciar el inicio de la "Cuarentena", el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) que en principio fue por 15 días, luego otros 15 más y ahora, un año después, todavía hay rubros que siguen sin funcionar o haciéndolo de manera restringida. El desastre, de todos modos, dejó 2,2 millones de casos confirmados y 54 mil muertes, que pudieron haber sido más si no hubiese existido esa cuarentena. Pero miles o millones de personas que quedaron en la pobreza.

La medida sólo permitió salir a la calle a los trabajadores esenciales: personal de salud, seguridad, transportistas, comerciantes de alimentos, y algunos rubros más. Las primeras semanas el cambio fue radical: muy poca gente (o casi nadie) en las calles, escuelas cerradas, administración pública vacía, gastronomía y diversión con puertas cerradas.

En esas primeras semanas se destacaron el auge del delivery (como nunca se empezó a utilizar en el país) y el aplauso de las 21 a los trabajadores de salud. También el drama de aquellas personas que habían quedado varadas en otros países y que sufrieron una barbaridad para volver al suelo argentino. Entre los planes del Estado para ayudar a los comercios que tuvieron que cerrar y la reconversión (comercios que mutaron de rubro para poder abrir), hubo de todo. #QuedateEnCasa fue el hastag que se utilizó hasta el cansancio para mantener con el ánimo arriba a la población.

El primer y segundo caso en La Plata se conocieron el 26 de marzo: un joven de 36 años de Melchor Romero que había venido de viaje desde Tailandia, y una bioquímica que trabajaba en el hospital El Cruce de Florencio Varela. En adelante comenzó a crecer la curva, pero muy lenta, al punto de convertirse, por momentos, en la de más baja tasa del AMBA respecto a la relación cada 100 mil habitantes. La primera muerte, de las mil que hay en este momento, se produjo el 7 de mayo.

El invierno pasó con angustia: pocos rubros se fueron sumando a los permitidos y la odisea de millones de padres de educar a sus hijos y acompañarlos en la extraña aventura de aprender a través de las plataformas digitales. Sin dudas, un año que nunca nadie podrá olvidar. Tampoco se podrá olvidar el mal gesto de tantos jóvenes que sistemáticamente rompieron la cuarentena con fiestas clandestinas en diversos lugares de la Ciudad.

En sintonía con el avance de la cuarentena comenzó a crecer el temor y el cansancio. Pero el miedo pudo más y por eso la inmensa mayoría de los argentinos respetó esta medida. De marzo a agosto hubo muchas cadenas nacionales, gráficos y lentas aperturas, debido a la presión económica que estaba provocando a comercios e industria. La curva creció despacio, de pocos casos diarios hasta los 10 mil de agosto. Fue allí cuando la montaña creció hasta llegar al 21 de octubre y sus 18.326 contagios diarios. El famoso pico, del cual mucho se había hablado, finalmente llegó.

Con el pico latente volvió el fútbol. Fue el 30 de octubre, el día del cumpleaños de Diego Armando Maradona. Y, paradójicamente, fue la última vez que los argentinos lo vieron con vida, porque un mes después, el 25 de noviembre, la noticia de su muerte fue el golpe que faltaba dentro de un año para el olvido. Luego, para colmo, se sumó la de Alejandro Sabella. El velorio de Diego fue el principio del fin de la cuarentena: millones de personas asistieron a la Casa Rosada para despedirlo.

Las Fiestas fueron las más tristes de la historia, porque a la tensión de un año difícil se le sumó la llamada segunda ola: en los primeros días de enero el pico fue de 13 mil casos, justo cuando las puertas se habían abierto demasiado y un porcentaje importante de argentinos estaba disfrutando de la temporada estival en Mar del Plata, la Costa Atlántica, Córdoba, el Sur y la región de Cuyo.

Con el Año Nuevo llegaron las vacunas. Empezó el programa de vacunación "más grande la historia". Primero se designó al personal de Salud, seguridad y más tarde a docentes. También a las personas mayores y con patologías. Y se produjeron los primeros cortocircuitos: ¿por qué algunas personas accedieron a la vacuna antes que otras? Incluso tuvo que renunciar el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García. La discusión sigue el día de hoy, cuando ya se aplicaron más de 3 millones de dosis.

Pero el verano pasó entre más aperturas (cines, bingos y shoppings) y la eterna discusión al respecto del regreso presencial de clases a nivel inicial, primario y secundario. Fue una larga batalla cultural y política que se resolvió de manera salomónica: autorizar los regresos, pero graduales, en burbujas y con mucho distanciamiento. Claro, más de un centenar de escuelas en la Provincia no pudo abrir por culpa de los problemas edilicios y miles de alumnos siguen sufriendo el aislamiento vía Zoom.

Mañana se cumple un año del primer anuncio, del día que les dijeron a los argentinos que comenzaba la cuarentena. Justo ahora, que la curva se estacionó en los 8.500 casos diarios y otra vez se habla de un rebrote, de una tercera ola y de la posibilidad de volver al confinamiento, aunque sea parcial. 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE