Volver al pasado para vencer al olvido

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Cuando Alicia Reynoso -entrerriana, entró en la Fuerza Aérea en 1980 y se retiró en 1986. En 2004 y 2007 participó en misiones en Haití con la ONU. En su libro “Crónicas de un olvido” cuenta, entre otros detalles, su intento de suicidio- volvió a Comodoro Rivadavia para rodar el documental “Nosotras también estuvimos” sintió que “todo, todo estaba tal cual lo dejamos”. Pero ellas no eran las mismas “y ahí estábamos para hacer visible todo eso que pretendieron borrar, pero no lo lograron después de tantos años. Porque la verdad tarde o temprano sale a la luz y ahí estábamos nosotras para contar y mostrar esta parte de la historia que se les olvidó, y continúan olvidando”.

Para Stella Morales -cordobesa, se alejó de las Fuerza Aérea dos años después de Malvinas, aunque siguió trabajando como enfermera. Es Licenciada en Historia del Arte y se desempeña en este rol como voluntaria en asociaciones sin fines de lucro- ese regreso al lugar de los hechos “fue volver a un pasado repleto de silencios y pesares para rescatar aquellos recuerdos aquietados que te hacen doler desde el alma”. Pero fue positivo, dijo, porque “de pronto recuperamos las voces, aquellas que los hombres de nuestra historia se encargaron de callar. Necesitábamos volver al lugar para abrazarnos y llorar juntas como en el 82”.

A Ana -quilmeña, finalizó su carrera militar en 2016, con el grado de Suboficial Mayor. Tardó 15 años en contarle a su marido que había sido parte de la Guerra-, verse reflejada en la pantalla hizo que le resultaran “irreales y lejanas tantas emociones y recuerdos que tenía bien guardados, sin contar”. Tal habrá sido su bloqueo emocional que, un día, en el marco de una limpieza general, tiró, como se tiran las boletas vencidas, las cartas que su familia le había mandado mientras ella intervenía en la Guerra de Malvinas. Hoy se arrepiente.

 

 

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