Alimentación: clave en la infancia para los problemas cardiovasculares

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Por NOELIA IZQUIERDO ROMERO

Los hábitos alimentarios y la actividad física en la infancia pueden determinar posibles enfermedades crónicas no transmisibles en la edad adulta. Este es el motivo por el que varios expertos han realizado un estudio en el que se observa que la obesidad es un factor de riesgo, además de concluir que los niños consumen en exceso grasas saturadas.

Las enfermedades cardiovasculares es una de las principales causa de muerte. Son patologías que afectan al funcionamiento del corazón y de los vasos sanguíneos en el cuerpo. Diabetes, hipertensión y colesterol han cobrado una tendencia ascendente en los últimos años entre las personas de 15 años y más.

La causa de las enfermedades cardiovasculares empieza en la infancia. Así lo detalla el ‘Estudio Nutricional en Población Infantil Española’ (EsNuPI), promovido por las Fundaciones Española (FEN) e Iberoamericana (FINUT) de Nutrición, en colaboración con la Asociación Española de Pediatría (AEP).

“Las actividades que hacemos en la vida temprana tienen repercusión en la vida adulta“, concreta el profesor Ángel Gil, presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición.

Los autores señalan que, en particular, la obesidad es una de las causas fundamentales de las enfermedades cardiovasculares en niños.

En este momento, según el último estudio ALADINO, existe aproximadamente un 40 % de niños obesos o con sobrepeso. Esto, en gran parte, indica el profesor Gil, se traslada a la vida adulta y es causa de patologías cardiovasculares.

“El 90 % de los niños que han tenido obesidad con 3 años, siguen teniendo exceso de peso en la adolescencia. Y de esos adolescentes obesos, una parte muy importante termina siendo adultos también obesos”, detalla el presidente de la FINUT.

Los expertos han estudiado los patrones de alimentación en edad pediátrica con el objetivo de evitar estas enfermedades en la vida adulta mediante recomendaciones nutricionales.

GRASAS, FUNDAMENTALES PARA LOS NIÑOS

Uno de los nutrientes que causan recelo en la dieta infantil, aseguran, son las grasas. Los autores insisten en que las grasas no son solo una fuente fundamental de energía, sino que también proporciona ácido graso de todo tipo, responsable de un correcto desarrollo.

Los expertos señalan que la ingesta de grasa aporta ácidos esenciales como el linoleico o alfa linolénico, pero también ácidos grasos moninsaturados (presentes en el aceite de oliva fundamentalmente y relacionados con una mejor salud cardiovascular).

Pero la balanza de grasas está desequilibrada. El estudio observa que los niños españoles tienen una ingesta elevada de grasas que supera la recomendación. Pero, sobre todo, determina que se trata de una elevada ingesta de grasas saturadas.

“Las grasas saturadas son la grasa mala, digamos. Es la grasa que se correlaciona con un mayor riesgo cardiovascular y metabólico“, advierte la doctora Rosaura Leis, profesora de Pediatría de la Universidad de Santiago de Compostela y coordinadora de la Unidad de Nutrición Pediátrica del Complejo Hospitalario de la misma universidad.

 

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