Llegaba con las pizzas para una cena en familia y todo terminó en una pesadilla

Ocurrió en “El Gigante del Oeste”, Olmos. La dueña de casa estaba con sus tres pequeñas hijas. Al hermano lo ataron y le robaron la billetera, el celular y el auto. De la casa, se llevaron varios equipos electrónicos y celulares

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Toda estaba dado para que, en la noche del sábado, un hombre de 37 años, su hermana de 36 y las tres hijas de la mujer, de 2, 4 y 9 años, compartieran un agradable rato familiar.

Sin embargo, cuando la propietaria de una de las viviendas de 52 entre 176 bis y 177, del barrio “El Gigante del Oeste”, en Olmos, aguardaba con sus nenas que llegara de un momento a otro su hermano, quien vive en las cercanías y había ido con su auto a comprar las pizzas para la cena, ocurrió lo impensado.

Tres delincuentes fuertemente armados sorprendieron al visitante sosteniendo las cajas con la comida y bajo amenazas de muerte lo forzaron a ingresar a la vivienda con ellos.

Así, en contados segundos, los delincuentes lograron colmar de terror también a madre e hijas.

“HACÉ CALLAR A LAS NENAS”

En la tarde de ayer, este diario fue al lugar para recabar en detalle cómo se desarrolló este nuevo caso de inseguridad en ese barrio de Olmos.

Y fue una de las personas damnificadas, Stella (36), quien contó la secuencia de terror.

En el frente de la vivienda donde la pasó mal junto a su grupo familiar, detalló que “esto sucedió a las 9 de la noche (del sábado), cuando mi hermano volvía de comprar las pizzas que íbamos a comer en casa”.

Según un reporte oficial sobre este episodio, los asaltantes estaban “encapuchados, con guantes, mojados y embarrados” por la lluvia que caía en esos momentos.

Luego informó que “apenas mi hermano se bajó de su coche, se le fue encima uno de los delincuentes y al darse cuenta de sus intenciones, intentó golpearlo. Pero ahí aparecieron dos cómplices del ladrón y no le quedó otra que entrar con ellos”.

Enormes fueron la sorpresa y el miedo de Stella y sus pequeñas hijas al ver a quien iba a “compartir” la cena con ellas.

Tanto fue el terror que invadió a las niñas, que, reveló su madre, “se abrazaron conmigo y se pusieron a llorar”.

La escena no pasó inadvertida para el grupo de delincuentes, quienes, sintiéndose perturbados, no tardaron en reclamarle a Stella en tono de voz imperativo “hacé callar a las nenas”.

“Pero ellas estaban aterradas y fue difícil convencerlas”, citó ayer la mujer.

Mientras tanto, los ladrones seguían en la suya: ataron al hermano de la dueña de casa con “tiras de ropa mía”, puntualizó Stella. Y revisaron diversos ambientes de la propiedad, en procura de conseguir dinero y otros objetos de valor.

Stella confió, además, que “lo que más les importaba era robar dinero y acá no me quedaba ni un peso, por eso vino mi hermano con las pizzas”.

Al cabo de unos minutos de “dar vuelta” la vivienda, por fin los intrusos se convencieron de que su propietaria no les había mentido.

“Como no encontraron dinero, se dedicaron a robarme dos televisores, tres notebooks y cuatro celulares”, detalló.

Tampoco su hermano se salvó del afán delictivo de la banda. “A él le quitaron la billetera, el celular y su Peugeot 208”, completó.

“DISCULPEN, ES NUESTRO TRABAJO”

Cuando se le consultó las edades de esos ladrones, estimó que “el más grande tendría 57 años, mientras que los dos restantes aparentaban entre 25 y 35 años” y portaban armas de fuego que paralizaron a las víctimas.

El disgusto sufrido por esta familia duró “unos 15 minutos”, calculó Stella.

Pero, asimismo, quedó grabada en su mente una frase de contenido irónico que lanzaron los responsables de esta entradera.

En tal sentido, la mujer reveló que antes de irse “nos dijeron `les pedimos disculpas por el mal momento que les hicimos pasar, pero vinimos a hacer nuestro trabajo`. Y luego escaparon con el auto de mi hermano y las cosas que nos sacaron”.

En la charla con este diario, la víctima apuntó a que “fue la primera vez que sufrimos un asalto en casa. Aunque en la época en que estaba en obra, nos habían robado -con la modalidad hurto- un tanque de agua, caños y bolsas con cal”.

“HAY ROBOS PERMANENTES”

Paralelamente, tanto la mujer que padeció este fin de semana, como otros vecinos del “Gigante del Oeste”, reclaman que la inseguridad en esa zona de Olmos es un problema de impacto permanente sobre la vida cotidiana.

Se sostiene que la situación no es reciente. Muy por el contrario, “hace varios años que venimos con robos permanentes”, contó un vecino de la zona.

En el caso de Stella, rescató que “al menos vemos pasar a un patrullero”, aunque “los delincuentes siempre se las ingenian para buscar el momento justo para robarte”.

Habitantes de esa zona consideran indispensable para actuar contra la delincuencia que “la Policía recorra el barrio más seguido y que se mejore la iluminación”.

En algunas de las viviendas calculan que, por tratarse de un sector de Olmos donde suman más superficie los descampados que las construcciones, el escenario favorece los planes de los delincuentes.

“Por ahí te encontrás con tres o cuatro casitas juntas y enfrente enormes terrenos baldíos, en algunos casos con pastizales altos”, señaló un vecino del lugar.

Y reflexionó sobre esta situación que “entonces, los `chorros`saben que después de robarte se pueden escapar o inclusive ocultarse en esos baldíos”.

Sobre el asalto en la casa de Stella, cabe agregar que hasta anoche los investigadores buscaban pistas para dar con la banda, el Peugeot y los otros elementos electrónicos sustraídos.

 

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