Ocurrencias: indios y barcos

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Alejandro Castañeda

afcastab@gmail.com

La fuga de presos forma parte del subgénero policial “traslados accidentados”. Si transportan droga o dinero, los patrulleros a veces pierden algo en el camino. Y el escape de reclusos es otro clásico. Los más peligrosos se traspapelan seguido. Tanto, que la Vucetich debería ser más rigurosa con el dictado de la materia Huidas Misteriosas.

El caso reciente deja injustamente mal parada a una tropa que combate contra la crueldad de los maleantes de estos días. La cosa sucedió en la autopista a La Plata, a la altura de City Bell. Cuando el patrullero que venía para La Plata aminoró la marcha, un detenido por robo, con esposas a sus espaldas, pateó la puerta, se arrojó al pavimento y salió disparando. Una hazaña.

Cuando los dos agentes se dieron cuenta que faltaba el preso, lo corrieron, pero se les fue. O estamos ante uno de los equipos más lerdos y distraídos de la historia policial o ante un campeón mundial de carreras con obstáculos.

La aparición en estos días de dos falsos médicos es otra muestra de distracciones insuperables. No sólo a los penitenciarios se les escapan tipos peligrosos. Parece que la admisión en clínicas es tan relajada, que basta llegar con ambo, estetoscopio y fotocopia para que te den bienvenida, camilla y consultorio. Lo que asombra es que esto no sucedió en parajes remotos o abandonados. Nada que ver. Los falsos médicos ejercían en plena AMBA, aprovechando los contornos porosos de un territorio con más prófugos que vecinos.

Los dos malvivientes pusieron en peligro la vida de centenares de chicos. Ojo, tampoco habían llegado este año, aprovechando la demanda de profesionales que plantea la pandemia. Nada que ver. Se presentaron años atrás, saludaron, dieron un número de matrícula que nadie chequeó y empezaron a revisar, recetar y cobrar ante la mirada al menos ingenua de los directivos.

Uno de los usurpadores terminó integrando el directorio del centro donde trabajaba. El otro, un delincuente con tobillera y todo, es un prófugo súper audaz que hacía changas como pediatra, pero se cuidaba de no mostrar ni matrícula ni diploma ni botamanga. Los controles hoy son tan benignos, que por ahí llega el fugado de la autopista, esposado y maltrecho, y consigue trabajo en una guardia del conurbano.

La Vucetich debería ser más rigurosa con el dictado de la materia Huidas Misteriosas

Con la balsa de Litto Nebbia, el Presidente esta semana naufragó

La buena nueva de la semana fue la condena al tatuador en La Rioja por haber viralizado escenas de sexo con su ex novia. Por suerte se hizo justicia. La porno venganza no debe quedar impune. Los rufianes que usan material íntimo para humillarlas por haberlos dejado, ahora tienen encuadre penal y calabozos que los están esperando.

El otro ejemplo de abandonado furioso lo dio ese árbitro de la Liga Platense que, cuando se enteró que su novia le había sacado tarjeta roja, decidió vengarse. Pero el VAR del edificio siguió sus pasos y lo mostró pateando penales con la pobre perrita de su ex. El desamor es bravo. Y las cifras de femicidios demuestran que a muchos hombres, demasiados, les cuesta entender que una mujer puede dejar de amar sin tener que disculparse ni dar explicaciones.

Pero el descuido de la semana fue internacional. Con la balsa de Litto Nebbia, Alberto naufragó. Por querer piropear al presidente español, dijo que “los mexicanos salieron de los indios, los brasileños de la selva, pero los argentinos llegaron de los barcos”. No nos achicamos nunca. ¿Los uruguayos habrán salido del Buquebús? Nueva metida de pata de un gobierno que cada vez que hace un paralelismo, termina pidiendo disculpas. Qué les pasa con la geopolítica. La pandemia parece haberles enseñado a mantener entredichos interminables con países vecinos. Sus comparaciones (¿estamos en condiciones de compararnos y jactarnos por algo?) suelen ser una muestra de pedantería y descuido. Cuando habla el Presidente en sedes internacionales, el canciller Felipe Solá siempre tiene preparado al jefe de disculpas y aclaraciones. La nota al INADI fue el broche final. La titular del instituto, Victoria Donda (¿de dónde habrá llegado su mucama? ¿De los barcos o de los micros?) se apuró en justificarlo. Octavio Paz desde su tumba habrá sonreído por este dúo post mórtem con Litto Nebbia.

 

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