Ángel Raúl Elías Ferrando
Edición Impresa | 17 de Junio de 2021 | 01:42

Como médico pediatra realizó una invaluable tarea en el Hospital de Niños Sor María Ludovica, en el Hospital Noel Sbarra y fue uno de los fundadores de la Clínica del Niño, pero además de su excelencia profesional, Ángel Raúl Elías Ferrando se ganó el afecto de quienes lo conocieron por sus valores humanitarios. Por eso, su fallecimiento provocó numerosas expresiones de pesar en diferentes ámbitos locales.
Había nacido en La Plata, el 24 de diciembre de 1932, fue el hijo menor de Elvira Sánchez y Elías Ferrando y creció junto a sus hermanas Emaé y Lidia.
Luego de completar sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Rafael Hernández, ingresó a la facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata de la que se graduó como médico. Su especialidad fue la pediatría y la abrazó con responsabilidad y pasión.
Desarrolló una respetada y extensa carrera en el Hospital de Niños “Sor María Ludovica” y fue uno de los fundadores de la Clínica del Niño.
Pero además atendió en centros de salud de la Municipalidad y, en el Hospital Zonal Especializado “Dr. Noel H. Sbarra”, fue un destacado colaborador y uno de sus primeros integrantes.
En su dilatada carrera también se dedicó a la medicina laboral y fue jefe del Departamento Auditoría Médica del Sistema Asistencial de la Caja de Abogados de la Provincia de Buenos Aires. También fue asesor de la Caja de Ingenieros.
El 8 de noviembre de 1958 se casó con Alicia Zeoli y fundaron las bases de una gran familia que se desarrolló con la llegada de sus hijos Adriana, Gustavo, Alejandro, Elías, Marisa, María Elvira, Analía y Ángel. Además tuvo la dicha de tener 25 nietos y 8 bisnietos.
Radicado desde hace 50 años en Gonnet, el entorno verde y la vida al aire libre le servían para encontrar una pausa a su agitada carrera.
En el tiempo libre le gustaba leer y tenía gran predilección por los viajes, algo que hizo cada vez que pudo con gran placer.
Aunque se caracterizó por ser un hombre callado, disfrutó mucho de los encuentros sociales con sus amigos y de las reuniones familiares.
Sus allegados lo definieron como un hombre caballeroso y gentil, alguien de espíritu noble y de una marcada rectitud. Por todas esas cualidades será, sin dudas, recordado entre los suyos como se evoca a los seres que dejan profundas enseñanzas.
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