Kicillof lanza sus juegos de seducción y el ala dura del PRO sueña con Manes

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Por JOSÉ PICÓN

jpicon@eldia.com

Axel Kicillof comenzó a protagonizar gestos concretos tendientes a reconquistar un voto que se ha descorazonado con el oficialismo, que confió en el Frente de Todos hace poco menos de dos años pero que ahora, producto de diversos factores, en especial aquellos que tienen que ver con la crisis económica, se muestran reacios a ratificar aquella confianza.

El Gobernador parece haber tomado nota de que ese malestar puede poner en aprietos al oficialismo en una elección legislativa donde, personalmente, se juega mucho. Por lo pronto, su anhelo de dar vuelta la composición del Senado provincial donde Juntos por el Cambio mantiene una holgada mayoría. En los últimos días puso manos a la obra en procura de lanzar algunos gestos de seducción.

Habría que anotar en esa línea el intento por estrechar vínculos con el campo, un sector de la producción en estado constante de beligerancia con el kirchnerismo. Kicillof acaba de lanzar un plan de desarrollo rural que contempla el accionar de varios ministerios y una inversión global de 172 mil millones de pesos. El lugar elegido para hacer el anuncio también tiene su simbolismo: fue en Tandil, donde desde hace largos años gobierna el radicalismo.

En el gobierno bonaerense venían pensando desde hace meses en concretar ese programa. El lanzamiento se congeló en medio del fuerte cortocircuito entre la Casa Rosada y las entidades del campo por el freno a las exportaciones de carne. Apenas cedió en parte ese conflicto, Kicillof volvió a la carga con su programa con el que busca seducir a votantes del interior bonaerense.

Esa señal al sector productivo agropecuario no fue el único que alumbró desde la Gobernación hacia sectores sociales que se vienen mostrando reticentes a volver a apostar por el oficialismo. Habría que anotar también las incursiones que el mandatario realizó junto a Sergio Massa para entregar patrulleros en varios distritos.

“El gobierno bonaerense concretó varios gestos tendientes a seducir a un sector del electorado desencantado con el oficialismo”

 

El discurso de la seguridad, excepto por las explosivas apariciones mediáticas de Sergio Berni, es prácticamente patrimonio opositor. Tanto, como bandera del reclamo ciudadano ante el auge del delito. Sumar al presidente de la Cámara de Diputados, cuyo discurso aparece emparentado con la pelea contra el delito, supone para el oficialismo introducir un mensaje hacia sectores medios que siguen considerando, más allá de la pobreza, la inflación y el desempleo, a la seguridad como un bien preciado.

La búsqueda de ese voto independiente y de fidelidades efímeras también está bajo la lupa de Facundo Manes. El neurocientífico tiene resuelto competir en la Paso de Juntos por el Cambio, pero no a cualquier costo. Se dice en el radicalismo que pretendería que el perfil de la lista que encabece tenga un marcado sesgo progresista, lejos de los núcleos duros de la oposición y con aroma a renovación.

Por eso se habla de que Manes prefería estar secundado por Margarita Stolbizer. Y, acaso, ir en el tercer lugar con algún dirigente del peronismo dialoguista. ¿Emilio Monzó? También, sumar a Elisa Carrió.

Ese diseño choca, en principio, con una jugada política que se amasa en el ala dura del PRO. En medio de la disputa entre Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri, se comenzó a especular con un alquimia política que se ha dado en llamar la “Y”. Consiste básicamente, en que dos candidatos a diputados nacionales del mismo espacio, en este caso Manes y Jorge Macri, pudieran compartir las listas seccionales y distritales.

Cada uno juntaría para su propia canasta en la tira de diputados nacionales y se generarían dos listas para competir contra la larretista que liderará Diego Santilli. La receta que se terminó de elaborar en el núcleo duro del PRO podría terminar restándole votos a Santilli. Y acaso el mayor beneficiado pudiera ser Manes, que pasaría por el medio de esa disputa.

Ese diseño está por estas horas en boca de radicales y macristas. Pero debe pasar un filtro exigente: no se conoce aún si ese enjuague es del agrado de Manes, que está dispuesto a hacer pesar en estrategias y negociaciones su alta imagen positiva.

Las turbulencias que existen en el PRO hacen incluso que esa posibilidad no se descarte. Significaría un virtual quiebre del partido que su máxima dirigencia, pese a las tensiones de la hora, procura evitar. Sin embargo, asoman ciertas certezas. Una de ellas tiene que ver con la decisión del jefe de Gobierno porteño de ir a la cancha con Santilli y no bajarlo aún en un acuerdo con la UCR.

Los radicales también hablan de una chance de unidad si es Manes quien encabeza. La Paso opositora, en ese contexto, parece asegurada.

 

 

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