La baja del sector inmobiliario deriva en una de las crisis que la Ciudad debe superar
Edición Impresa | 3 de Junio de 2021 | 02:14

Si bien la baja de los precios de venta en dólares de los inmuebles experimentada desde 2018 se manifiesta en toda el área metropolitana bonaerense –tal como surgió de un informe publicado en este diario, que fue realizado por la Universidad de San Andrés- está claro que ese fenómeno tiene su réplica en La Plata y que aquí constituye una manifestación más de la crisis económica que afecta a todas las actividades de nuestra ciudad desde hace muchos años. De todos modos, en el mercado reflejan que esa baja en el costo en dólares de un inmueble -que impactó, entre otras variables, por las últimas devaluaciones- lentamente va desapareciendo.
En cuanto a la realidad que vive el sector inmobiliario, distintos empresarios platenses confirmaron que los precios de venta bajaron cerca de un 30 por ciento en relación a los valores de tres años atrás y que el mercado se encuentra virtualmente “planchado”. Desde una agencia se aseguró que los inmuebles de uno, dos y tres dormitorios, en el centro y zonas semicéntricas, bajaron entre un 28 y 30 por ciento con relación a los valores de 2018.
En cuanto a departamentos y viviendas unifamiliares que no son tan céntricos también se indicó que sufrieron bajas importantes. “Los vendedores están abiertos a seguir escuchando propuestas, tienen buena predisposición, está difícil cerrar operaciones”, dijeron. Por su parte, un conocido martillero sostuvo que la acumulación de propiedades en venta que se registra, aún desde antes de la pandemia, provocó que cayera su valor. “También bajó el costo de la construcción, aunque ahora esté aumentando de a poco”, indicó, para añadir que en la dinámica de la oferta y la demanda, el que está obligado a vender termina bajando el precio de su propiedad.
Desde luego que en la actualidad, para intervenir en el mercado de compra de viviendas –un rubro que se encuentra en crisis en todo el país- es preciso contar con planes de crédito accesibles, que le permitan a las personas jóvenes y a los integrantes de la clase media la posibilidad razonable de adquirir inmuebles. Hoy no existe casi ninguna otra alternativa que no sea la de la compra al contado o, en todo caso, a través de planes de pago ciertamente inalcanzables para la inmensa mayoría de la población.
Más allá de estas y otras referencias indicativas de la crisis específica que atraviesa el sector, corresponde insistir en la necesidad de que la Ciudad diseñe e impulse un plan de reactivación económica, que atienda, entre otros objetivos, a la creación de empleos y al mejor aprovechamiento de sus recursos humanos, que se encuentran altamente calificados. En muy poco tiempo, con mayores niveles de ingresos, se advertirían las mejoras.
La Ciudad necesita en forma imperiosa inversiones en industrias, que pueden ser punta para la reactivación, especialmente en lo que tiene que ver con el conocimiento como lo son las industrias tecnológicas. Bien se conoce el verdadero despegue alcanzado en la Ciudad por el sector informático, a partir del surgimiento de más de cincuenta empresas que exportan software a países de todo el mundo, algunas de las cuales lograron en poco tiempo un crecimiento y montos de facturación que no dejan de sorprender.
Siempre se ha señalado que La Plata cuenta con valiosas ventajas competitivas, entre otras con las vinculadas a los recursos humanos a partir de la gravitante influencia de sus varias unidades académicas en la Universidad, en la Cic y el Conicet. Se ha dicho también que convertirla en un polo científico y tecnológico puede ser el gran objetivo para este segundo siglo de vida de la Ciudad.
No hay dudas de que la presencia de un resorte económico pujante, como lo es el tecnológico, no dejaría de irradiar su beneficioso influjo a toda la vida económica, industrial y comercial de una Ciudad que cuenta con muchas posibilidades y que sólo necesita aprovecharlas con visión, inteligencia y voluntad.
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