José Alberto Fontana

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Conmovió en distintos ámbitos de la Ciudad el fallecimiento, a los 70 años, del arquitecto José Alberto Fontana, protagonista de una reconocida trayectoria profesional en diferentes firmas ligadas a la construcción edilicia y con actuación tanto en la esfera privada como en la pública.

Había nacido en La Plata el 13 de abril de 1951 y creció en un barrio de Gonnet. Sus padres fueron Leocadia Flores y José A. Fontana; tuvo dos hermanos: Marilina y Francisco (“Toby”); asistió a la Escuela 18 de la localidad de su infancia y luego al Colegio Nacional “Rafael Hernández”. Jugó al hockey en el Club Universitario.

Se recibió de arquitecto a los 28 años, pero antes ya se había convertido en un joven responsable y trabajador dispuesto a ganarse la vida por sus propios medios, pues durante algunos años, e incluso mientras cursaba la carrera universitaria, se desenvolvió como preceptor del Colegio Vergara, donde por su manera de ser, afable, afectuosa y sociable, se ganó el cariño de docentes, colegas y alumnos.

En los tiempos de recién egresado trabajó en diferentes empresas, como en Cerámicas San Lorenzo. Más tarde se independizó y se volcó a las más diversas obras: fue director técnico de la refacción integral del Casino de Mar del Plata (1995-1996); participó en la construcción de varios edificios en alto de la Ciudad; estuvo a cargo del diseño de numerosas viviendas en countries de la Región como así también planificó diferentes casas particulares de Tolosa, Ringuelet, Gonnet y City Bell.

También hizo su aporte a la obra pública. En esa línea, comandó para varias compañías la construcción de escuelas y hospitales. Asimismo, se desempeñó en la dirección de Arquitectura del Servicio Penitenciario Bonaerense.

Según lo describieron sus allegados, fue un hombre de valiosas cualidades y por esa razón fue admirado y querido a la vez.

Se distinguió por poseer un carácter alegre, de risa fácil, divertido a la hora de contar anécdotas, generoso, de respuesta incondicional si se trataba de dar una mano a alguien de su entorno y apreciado por sus vecinos. Le gustaba cantar y disfrutaba a pleno de los encuentros con amigos.

Tuvo dos hijos, Eugenia e Isidro, y dos nietas a las que adoraba: Clara y Sofía.

Compartió momentos, proyectos y sueños junto a su mujer, Patricia Wilde, una gran compañera de vida.

 

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