Un negocio de City Bell sufrió el quinto robo en poco tiempo y el dueño ya no sabe “qué hacer”
Edición Impresa | 17 de Julio de 2021 | 02:43

La crisis económica, las restricciones por la pandemia y el delito convivieron el último año y medio, hasta formar una tormenta perfecta para el comercio local.
Muchos de los que tuvieron que bajar las persianas durante buena parte del 2020 decidieron aguantar el vendaval reduciendo los gastos lo más posible.
“Como no teníamos mercadería, no nos robaban, pero desde que reabrimos ya nos entraron cuatro veces”, reflexionó en una charla con este diario Fabián Luján, dueño del local de indumentaria Canterbury, situado en 13 bis y 276, en pleno centro de City Bell.
En otra localidad de la zona Norte, en tanto, un comerciante fue atacado a culatazos por dos delincuentes que irrumpieron con fines de robo en su pizzería de Tolosa y tuvo que recibir asistencia médica.
“Ya no sabemos qué hacer”
En el caso de Luján, los cinco robos que sufrió de 2019 a esta parte fueron “todos escruches”.
El último sucedió ayer a la madrugada, aunque lo descubrió un vecino que a las 7.30 de la mañana pasó corriendo frente al local y no pudo evitar detenerse ante el caos que habían dejado los delincuentes: el enorme ventanal estaba convertido en un montón de vidrios rotos y desde la vereda se veía un caos dentro del negocio, con prendas, perchas y muebles que terminaron tirados en la apurada fuga de los ladrones.
El vecino llamó al 911 y uno de los patrulleros que acudieron en respuesta se quedó de consigna en la puerta hasta las 9 de la mañana, cuando llegó el empleado para abrir la tienda, convencido hasta ese momento de que era un día como cualquier otro. Pero no lo era.
“El empleado me llamó a mi”, contó Luján, sin pasar por alto que en los hechos anteriores “nos había avisado gente de la alarma” que instalaron en el local desde hace mucho tiempo para reforzar la seguridad que les falta. Evidentemente esta vez no funcionó o los asaltantes se ocuparon de desactivarla apenas entraron.
El negocio dispone también de un sistema de monitoreo por cámaras, aunque en casos como estos no sirve tanto para prevenir como para identificar a los responsables.
“No se qué vamos a hacer”, reconoció el comerciante sin poder disimular su hastío e impotencia, “el vidrio sale carísimo y después de un hecho así perdemos todo un día de trabajo, entre que esperamos a que lo repongan y a que los peritos terminen” de levantar muestras, rezongó.
Luján no ocultó su enojo con las autoridades policiales de la zona, aunque rescató que el titular de la comisaría Décima “atendió muy bien a mi mujer y a mi hija cuando fueron a radicar la denuncia, se preocupó por el caso y hace un mes y medio que está en funciones”.
Dijo, por último, que “todos los comerciantes de la zona sufrieron robos parecidos” en los últimos meses. “A algunos los desvalijaron, literalmente”, destacó.
En su caso, el escruche de ayer le significó pérdidas por alrededor de 300 mil pesos, entre el dinero y la mercadería que se llevaron, y los costos de reposición del vidrio.
Violencia en una pizzería
El otro hecho sucedió el jueves en una pizzería que funciona en 530 entre 11 y 12, a donde dos hombres ingresaron como si fueran clientes, cuando faltaban unos 20 minutos para las 11 de la noche.
Del otro lado del mostrador estaban los dos encargados, uno de los cuales fue golpeado en la cabeza por uno de los recién llegados, justo después de que exhibieron las armas y pidieron la plata.
Aparentemente nadie se resistió, pero eso no evitó que le abrieran una herida cortante en la cabeza a uno de los damnificados, que fue asistido por una ambulancia del Same.
Los médicos descartaron que la lesión fuera grave, informaron fuentes oficiales.
No se sabe de qué modo huyeron los atacantes, pero, hasta anoche, no habían sido localizados.
El escruche lo descubrió un vecino que pasó corriendo por el local a las 7.30 y llamó al 911
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