Un taller protegido con chicos discapacitados necesita apoyo

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La irrupción de la pandemia, se sabe, vino a complicar un sinfín de actividades. Frenó el normal desarrollo de emprendimientos, postergó el arranque de otros y le puso trabas, asimismo, al desenvolvimiento de entidades dirigidas a promover la inclusión social. Tal es el caso del taller protegido “El jacarandá”, una iniciativa que la viene peleando desde hace un año y medio para poder mantener vivo el proyecto.

Desde hace 17 años, este taller protegido, con sede en 58 entre 18 y 19, da trabajo a diez personas con distintas discapacidades. Lo sostienen desde lo económico, en parte, algún aporte estatal (no muy sustancioso), las familias de los operarios y un número de socios que colaboran con una cuota mensual.

En estos últimos meses se paró casi toda la actividad, y ahora el grupo está intentando ponerse en marcha con todas las tareas que lo impulsan, como el envasado de miel, el trabajo de serigrafías en bolsas para diferentes encargos y piezas en madera y en cerámica que luego ofrecen en ferias artesanales.

Para poder seguir adelante, la entidad difundió su necesidad a través de las redes. “Necesitamos tu apoyo para poder crecer. Te ofrecemos que te asocies eligiendo una cuota mensual acorde a tus posibilidades, desde 100 a 1.100 pesos. Desde ya, muchas gracias por ser parte de nuestro proyecto”, pidió a la vez que informó el sitio de subscripción: http://ow.ly/KY8A50FEUpl.

Los chicos que asisten a este proyecto concurrían a la sede de la institución, pre pandemia, de lunes a viernes, cumpliendo con una cantidad determinada de horas diarias, como rutina laboral, para hacerse cargo de los pedidos de terceros y de las artesanías que el grupo vende en las ferias. Como impacto del Covid, el programa se suspendió, y ahora se busca reanudarlo con una asistencia que será completa no bien todos los integrantes estén vacunados.

 

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