La bajante del Paraná dejó a la vista un antiguo puerto

Se trata de un punto de transporte de mercaderías y pasajeros inaugurado en 1907. La escasez de agua generó cambios en la economía, el turismo y la cotidianidad

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La histórica bajante que registra por estos días el Río Paraná, que no encuentra antecedentes en los últimos setenta años, dejó a la vista vestigios del antiguo Puerto Nuevo de Paraná, un punto de transporte de mercaderías y pasajeros inaugurado en 1907.

La escasez de agua también dejó expuestos raigones peligrosos para embarcaciones, viejos sectores de la costanera e islas; y generó cambios en la economía, el turismo y la cotidianidad de la capital de Entre Ríos, invitando a reflexionar sobre el cuidado del medio ambiente y remarcando la conexión entre la ciudad y ese curso fluvial.

Llegó a estar 10 centímetros por debajo del nivel del mar y sigue lejos de su altura normal

 

Si bien en la última semana el río Paraná registró un leve crecimiento producto de lluvias en su cuenca media que lo ubican en una altura de 4 centímetros, llegó a estar 10 centímetros por debajo del nivel del mar y sigue lejos de su altura normal y su nivel de aguas bajas (2,30 metros) en esa ciudad.

Con semejante caída en el nivel de sus aguas, el Paraná dejó a la vista las maderas del viejo atracadero de balsas del Puerto Nuevo que se utilizaban para cruzar hacia Santa Fe.

También quedó expuesto el túnel subfluvial que une entre Ríos y Santa Fe

Para comprender la magnitud de la bajante basta considerara que en marzo de 1908 ingresó aquel Puerto Nuevo de Paraná el primer buque llamado “Alpha” que llevaba 2.000 toneladas de carbón y pudo atracar con 18 pies de calado. Hoy, por la bajante, el calado llega a unos siete u ocho pies (cerca de 2 metros), y los barcos grandes y barcazas que circulan lo hacen con menos del 50% de su capacidad.

Si bien continuaron utilizándose las balsas hasta fines de 2009, principalmente para transportar camiones con combustible y sustancias peligrosas, aguas arriba se instaló, en 1969, el túnel subfluvial que une las capitales de Santa Fe y Entre Ríos, y que los pescadores y ribereños podían notar sólo por las torres sobre tierra.

“Queremos transmitir seguridad a los usuarios del túnel (subfluvial)”

 

Ahora, la bajante también sacó a la luz una manta geotextil que protege el enlace, que se muestra ya a unos 30 metros antes de llegar como el caparazón de un monstruo acuático escondido, y que hoy hace que las embarcaciones tomen precauciones, al igual que la gente que se acerca hasta la isla del lado de Santa Fe.

“Queremos transmitir seguridad a los usuarios del túnel; donde se hace visible la manta ya hay entre 12 y 18 metros de tierra por encima del viaducto”, apuntó el Entre del Túnel, y explicó que “equipos técnicos realizan constantes mediciones” en la zona, donde persiste “un comportamiento adecuado de aguas bajas”.

 

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