Por la pandemia, dejó la puerta abierta para ventilar pero lo aprovecharon los ladrones

Sucedió en 511 y 24, hasta donde llegaron 4 ladrones en dos motos. Dos de ellos entraron y robaron $ 5.000, dos celulares y gas pimienta

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La mañana había arrancado tranquila en una forrajería de Hernández. Por eso, su propietaria, como no tenía clientes en su local, ocupaba su tiempo poniendo en bolsas alimentos para mascotas.

Pero dos jóvenes asaltantes se encargaron de interrumpirle la tarea, llenarla de miedo y despojarla de la recaudación y otras pertenencias.

El atraco fue en el “pet shop” que funciona desde noviembre último en la esquina de 511 y 24.

Según lo informado ayer a este diario por la damnificada, Andrea Campanino (53), el que resultó ser el único caso de inseguridad padecido en los 9 meses que lleva de actividad en el lugar “fue a las 9 y 10 de la mañana del jueves, cuando estaba sola en el negocio”.

Preocupada por tomar como recaudo contra la Covid-19 generar un recambio de aire dentro del comercio, para su tranquilidad y la de los clientes, optó por dejar abierta de par en par la puerta de entrada.

Asumió así el desafío a la baja temperatura de esa hora y decidió resguardarse “con un poco más de ropa de abrigo”, le dijo ayer Campanino a este diario.

Sin embargo, la situación fue usufructuada a su favor por una banda de motochorros.

La comerciante reveló que, luego del asalto, “un vecino me contó que estos delincuentes, que eran cuatro y se movilizaban en dos motos, habían dado previamente un par de vueltas a la manzana. Y se ve que se tentaron de venir a robarme al observar que la puerta de ingreso al local estaba abierta”.

“DAME LA PLATA GRANDE”

La mujer también comentó que, de los cuatro delincuentes, “al negocio entraron dos que estacionaron su moto en mi vereda y otros dos se quedaron en otra moto a pocos metros”.

Una vez adentro del pet shop, “los pibes, que tendrían entre 17 y 19 años, enseguida me dijeron que se trataba de un asalto. Uno de ellos tenía un arma de fuego en la mano y pasó del otro lado del mostrador, para ponerme el arma en la cabeza”, apuntó la comerciante.

Fue la maniobra que antecedió a la inmediata exigencia que el ladrón le espetó con tono de voz firme: “Dame la plata grande”.

Campanino admitió que en esos inciertos instantes “temí que me pegara un tiro”, porque no tenía más dinero que los 5.000 pesos que había en la caja registradora.

Para su alivio, finalmente los maleantes se apoderaron de esa suma, dos celulares (uno de la comerciante y el otro que utilizaba para el local) y “hasta el envase con gas pimienta que mi hija dejó olvidado en el negocio y que lo llevaba con ella cuando andaba por la calle”.

La dueña del comercio estimó que los ladrones “estuvieron menos de 2 minutos” para consumar el atraco.

Conocidos

Asimismo, recordó que una vez concretada la denuncia del atraco a través del 911, se presentó en el local un patrullero con dos policías, una mujer y un hombre.

Una vez que la damnificada describió a los que le robaron y a la moto con la que llegaron hasta su puerta, en la fuerza se vinculó el caso con presuntos protagonistas de otros hechos, con domicilio en la zona.

 

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