El Central pierde reservas por el dólar, la escasez de energía y la demanda productiva

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Ricardo Rosales

prensa.rosalesr@gmail.com

El dólar y el mercado cambiario volvieron a ser el centro de atención de los negocios financieros y la economía real la última semana de julio: el Banco Central perdió reservas en cuatro jornadas consecutivas, abriendo un abanico de interrogantes y especulaciones. En total, vendió reservas por 330 millones de dólares desde el martes ¿Fue para frenar el alza del dólar o hubo otras razones? Los especialistas difieren sobre que está sucediendo: ¿hubo un cambio de estrategia? ¿O empezó a perder la pulseada con el mercado por la cotización del dólar?

En julio, las reservas del Banco Central cerraron con un saldo favorable de 710 millones de dólares, un valor similar al logrado en junio, pero en los últimos cuatro días de operaciones del mes vendió el equivalente a casi la mitad de ese saldo. Ese nivel de pérdidas diarias (si se proyectan para los próximos cuatro meses) es insostenible hasta mediados de noviembre, cuando se cierren los comicios legislativos. Aunque por ahora, no parece que la demanda de dólares por cobertura haya llegado a un nivel de histeria (como en la mayoría de los períodos preelectorales) que demande cualquier nivel de las reservas, incluso con cepo cambiario.

La intervención oficial en el mercado de los dólares financieros (MEP y CLL) se acentuó, más que duplicando los montos diarios de inicios de julio, pero según distintas fuentes financieras, no explican toda la caída de reservas. Los motivos serían un combo que elevaron la demanda de dólares: una mayor intervención del Banco Central y la Comisión Nacional de Valores (CNV) para contener el alza de la cotización del dólar y un cambio de estrategia oficial para atender las importaciones para el sector productivo y la disponibilidad de energía.

Según parece, Miguel Pesce, el titular del Banco Central, se vio obligado a dejar de pisar los pagos por importaciones y empezar a regularizar esa demanda de divisas del sector productivo, para evitar la repetición de cuellos de botella (como ocurrió en la industria automotriz). Aunque esto también tendría que ver con las necesidades electorales del Gobierno, de crear un clima de recuperación de los niveles de actividad en los próximos meses, luego de la recaída en el segundo trimestre del año, que habría alcanzado a una caída de 1,5 por ciento del PIB. Otro motivo tiene que ver con el aumento de las compras por importaciones de energía (hubo bajas temperaturas y menos generación interna de energía eléctrica y gas), acentuado por la bajante histórica del Paraná (que tiene impacto en la generación hidroeléctrica).

El ministro Martín Guzmán ofrece una versión edulcorada sobre el nivel de las reservas del Banco Central. La acumulación de divisas en el primer semestre por las exportaciones récord del sector agroexportador y los millones de DEG (la moneda de referencia del FMI) que aportaría a mediados de agosto el organismocrediticio le permitiría a la Argentina afrontar los vencimientos de deuda (pagar a los organismos internacionales, FMI y Club de París) y eludir otro default al país. Pero el restante de las reservas de libre disponibilidad son limitadas para afrontar una demanda especulativa, reactivar la economía, dando luz verde a las importaciones de insumos para las actividades productivas.

El equipo económico espera otro plus de ingresos de dólares por las exportaciones del campo en la segunda mitad del año. El cálculo que hacen dice que aún quedan unos 23 millones de toneladas de soja en los silobolsas, que a la cotización actual equivale a algo más de 9.000 millones de dólares. Sin embargo, no está claro si los productores se desprenderán del total de sus granos: casi nunca llevan al mercado el total de sus existencias (en especial si hay incertidumbre cambiaria) y, hasta el momento, solo una quinta parte de ese total ha sido declarado para exportarse. A esto se suma la caída de producción nacional de energía que obliga al país a cuadruplicar las importaciones de gasoil y fueloil respecto un año atrás.

El mercado tomó nota de lo ocurrido en estos últimos días y de las decisiones contradictorias de la conducción económica y monetaria del Gobierno, incentivadas por las urgencias electorales. En definitiva, las disyuntivas que están en debate respecto a las reservas que dispone el Banco Central son si alcanzan o no para llegar a mediados de noviembre sin una devaluación brusca y si además, son suficientes para permitir una recuperación de las actividades productivas. No existen dudas que no alcanzan para afrontar los vencimientos de deuda, hasta tanto no se refinancien los pasivos con el FMI con un programa de facilidades extendidas por 10 años. Ahora, luego de lo ocurrido la semana pasada, los especialistas también empiezan a dudar si alcanzan para llegar a noviembre sin que se desate otra crisis cambiaria.

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