El reinicio de la presencialidad escolar es un desafío para toda la sociedad

Edición Impresa

Luego del receso invernal, el regreso a las clases presenciales “cuidadas” en escuelas de la Provincia, en un panorama aún condicionado por la pandemia, constituye un paso positivo y al mismo tiempo un desafío que, en primer lugar, se presenta para el sistema educativo bonaerense.

Más allá de los condicionamientos negativos que sufren algunos edificios escolares y que demoran la vuelta a la presencialidad, lo concreto es que miles de docentes y más de 4,1 millones de alumnos volvieron a partir de ayer a cursar en las 16 mil escuelas de todos los niveles, aunque desde esa instancia no son sólo ellos solamente quienes deberán ajustar su actividad a los parámetros sanitarios establecidos sino que, de una manera u otra, toda la sociedad se ve alcanzada por la obligación de intensificar los cuidados y a respetar las pautas de prevención.

Se habló así de que el retorno a las aulas se da en el marco del plan oficial denominado de “regreso seguro a las clases presenciales”, acordado oportunamente con gremios y el resto de la comunidad educativa. De esta manera, las clases en la Provincia se dictarán, nuevamente, mediante el sistema de rotación presencial semanal. Es decir, una semana concurre al establecimiento la mitad de un curso y estudiarán desde sus casas la semana siguiente.

Sin embargo, tal como se anticipó, es el conjunto de la sociedad que, en mayor o menor medida, verá alterado nuevamente el ritmo cotidiano de vida, dado el enorme volumen de personas que mueven no sólo a la actividad escolar, sino a los servicios públicos y a los sectores privados que también la asisten, originándose a partir de ella una dinámica que beneficia a todos los sectores.

En primer lugar se habla de los padres de los alumnos, la mayoría de ellos encargados de llevar a sus hijos a los colegios y luego de retirarlos, en situaciones que deben realizarse con extrema prudencia, respetándose además los distanciamientos sociales y las otras recomendaciones sanitarias que rigen para la circulación social condicionada por la pandemia.

Los transportes públicos –principalmente las líneas de colectivos- y los transportes escolares se ven también especialmente obligadas a preservar aspectos sanitarios relacionados a la necesidad de evitar potenciales contagios, garantizándose la suficiente ventilación en los vehículos y acatándose la disposiciones relacionadas a la cantidad de pasajeros.

El tránsito vehicular se verá, asimismo, intensificado y en forma ostensible en los horarios de ingreso y egreso de las escuelas. Existe en esta materia un aspecto pendiente de solución, que se traduce en las sempiternas dobles filas de automóviles que no sólo se concentran al frente de las escuelas, sino que generan complejos embotellamientos en distintos puntos de la Ciudad.

Se está de nuevo frente a esos y otros problemas que se derivan del gradual retorno de las escuelas a la normalidad. Un retorno que debe apuntar, una vez que se disipen los efectos de la pandemia, no sólo a la plena normalización del servicio educativo, sino hacia la excelencia de una prestación indispensable como es la de la educación, única a la hora de que millones de estudiantes puedan disfrutar de las ventajas que brinda el conocimiento y capacitarse así como futuros ciudadanos de nuestro país.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE