Los tropiezos de la vacuna Sputnik V en América Latina

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Nina Negrón

Columnista de AFP

La Sputnik V fue la primera vacuna contra el Covid-19 en llegar a Argentina, en diciembre de 2020, y luego a una decena más de países en América Latina. Pero ocho meses después, la escasez de segundas dosis apremia a los gobiernos latinoamericanos. “Siento que me han defraudado, que es un engaño. Tengo muchos compañeros de trabajo, muchos vecinos, que los llamaron para ponerse la primera dosis y con la segunda estamos en espera”, se lamenta Noreyda Hernández, profesora de 66 años, a las puertas de un centro de vacunación en la ciudad venezolana de Maracaibo.

Escenas similares se repiten en Bolivia, donde los adultos mayores que acuden a los vacunatorios se encuentran con carteles que indican que la segunda dosis de Sputnik “se postergará hasta nuevo aviso”.

A diferencia de las demás vacunas de dos dosis contra el Covid, la Sputnik V es la única que se concibió con “el enfoque de refuerzo heterogéneo”, ya que utiliza el serotipo 26 de adenovirus humano como primer componente y el serotipo 5 como segundo componente.

Eso impide que el primero y el segundo componente sean intercambiables y limita la capacidad de los gobiernos para decidir cómo aplicar las dosis disponibles, ante las dificultades de Rusia para ofrecer la segunda inmunización.

Extender plazos, buscar otras vacunas

En la mayor parte de los países latinoamericanos se ha optado por extender el plazo de espera entre la primera y la segunda dosis, de un mínimo de 21 días a un máximo de 90 días, pero aún así las vacunas de segundo componente no alcanzan. “Recibí la vacuna Sputnik el 21 de abril y todavía espero la segunda dosis”, se lamentó en Buenos Aires Josefina Bermúdez, de 72 años, quien considera una ironía que su nieto de 25 ya tenga el esquema completo con la Sinopharm, que se aplica en un periodo de tres semanas.

Al ser de las primeras que estuvo disponible en América Latina, la Sputnik se destinó principalmente al personal de salud y a los ancianos, que constituyen la población más vulnerable al Covid-19.

Debido a los retrasos, Argentina amenazó en julio con romper el contrato con Rusia y Guatemala optó por anular la compra de 8 millones de dosis.

Paralelamente, Argentina desarrolla pruebas para reemplazar el segundo componente de la Sputnik por las otras vacunas con las que cuenta: AstraZeneca, Sinopharm o Moderna.

Es que en busca de una solución duradera a sus dificultades para producir la cantidad suficiente de vacunas, Rusia hizo acuerdos con laboratorios de Argentina y México que se encargarán de fraccionar y envasar las dosis.

En Argentina, el laboratorio privado Richmond debe suministrar unos 3 millones de dosis del segundo componente antes de fin de mes, luego de que se anunciara que sus primeras muestras superaron el control de calidad.

En México, el laboratorio estatal Birmex señaló esta semana que el envasado piloto ya concluyó y espera obtener en un plazo de 20 días el aval del laboratorio ruso.

La producción de Birmex será destinada principalmente a México, y más adelante podría exportarse a otros países de la región.

En total, Rusia ha establecido asociaciones de producción de su vacuna en 14 países. Pero en Europa sigue esperando su autorización.

“Rusia estableció asociaciones de producción de su vacuna en 14 países. Pero en Europa sigue esperando su autorización”

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