Una maestra sobresaliente: la historia de la platense que va por el “Nobel de la Educación”
Edición Impresa | 10 de Septiembre de 2021 | 04:41

Sin dudas, para ella la educación es un acto amoroso, una herramienta para potenciar los saberes del otro, un espacio de construcción. Por eso, no resulta extraño que Ana María Stelman haya desafiado su temor a los caballos y elaborado un programa para que sus pequeños alumnos de barrio Hipódromo aprendieran a leer motivados por su entorno. Hoy está entre las mejores 50 maestras del mundo, en el marco del premio Global Teacher Prize que otorga la Fundación Varkey, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Tecnología (UNESCO).
“Estoy muy feliz, muy contenta”, expresó Ana María al enterarse de la noticia. La docente platense se desempeña en la Escuela Primaria Nº 7 “Fragata La Libertad”, de Barrio Hipódromo.
Stelman se formó como docente en una carrera de grado y posteriormente se graduó también en Ciencias de la Educación. A su llegada a la escuela del barrio lindero al Hipódromo, una de las primeras sugerencias que recibió fue la de no hablar tanto de caballos, ni cuestiones afines porque sería tema de distracción para sus estudiantes. A partir de ese consejo entendió el desafío que tendría por delante.
La docente confesó que le atemorizaba caminar por la zona esquivando caballos, pero entendió que elaborando proyectos grupales podría interpelar más a los estudiantes desde su realidad y aportarles nuevas experiencias de aprendizaje. Fue así que, casi de inmediato, se puso en contacto con la facultad de Veterinaria y se vinculó a los cursos de extensión.
Una de sus iniciativas estuvo apuntada al trabajo con el medio ambiente desde una mirada social. Con elementos de fácil acceso en el barrio se propuso elaborar compost a base de bosta de caballos, lombrices y producir plantines. Los trabajos involucraron de lleno a sus alumnos, en su mayoría chicos de bajos recursos, algunos incluso han vivido en los studs y caballerizas de la zona. A partir de la riqueza de sus procesos de formación consiguió, por ejemplo, que uno de los chicos que no estaba alfabetizado aprendiera a leer.
Acerca de la experiencia de enseñanza ambiental con ese alumno contó que “él no sabía leer” y tras el proyecto “él fue a la Feria de Ciencia y explicó cómo estaba formada la bosta de caballo y para qué sirve, y se sintió tan feliz, porque él podía explicar desde su realidad lo que él sabía”. Es que para la maestra es valioso el entorno de sus alumnos, el que sepan que se puede seguir aprendiendo desde cuestiones cotidianas y con el objetivo de superarse. Por eso les remarca cada día que se propongan ser los mejores en lo que decidan ser como adultos.
“La felicidad está ahí, en poder desarrollarnos plenamente con lo que tenemos y lo que pensamos”, reflexionó Stelman.
Algunos de sus colegas la bautizaron como “la que hace las cosas raras”, a raíz de lo inusual de sus proyectos y se asombraron al ver como un video en el que aparecía un caballo, en apariencia deseoso de que le contaran historias, despertó el deseo de leer en los chicos. Pero a esta altura nadie duda de ella y están orgullosos por lo que logra con sus alumnos y por lo que significa para la institución.
En otra de sus iniciativas, “Los niños gobiernan la República”, propuso elecciones entre alumnos de distintas escuelas para componer un cuerpo legislativo capaz de sesionar a lo largo de un año. Además, en el marco de la pandemia, colaboró con docentes de Mendoza, Jujuy y Ushuaia.
Ana María entiende el proceso educativo como algo dinámico y a los docentes como facilitadores de herramientas que no necesariamente deben ser expertos en todo lo que enseñan. “Los especialistas tienen el conocimiento y yo a los chicos. A veces pareciera que las docentes tenemos que saber todo, pero en verdad nosotros tenemos que enseñar herramientas para que los chicos puedan buscar el conocimiento, lo que necesitan para ser buenos profesionales”, expresó.
En un repaso de su trayectoria docente, recordó que “trabajé en la cooperadora de la Escuela Nº 8, en la Escuela Nº 15, en la Escuela Nº 125 de Villa Elvira, con la Fundación Verde Esperanza y en muchas escuelas que me ayudaron mucho”. Además sueña con ayudarlas si se llega a ganar el millonario premio por el cual está postulada.
En el marco del reconocimiento dijo que “tuve la suerte de contar siempre con directivos que me apoyaron. Al principio me miraban y decían qué le pasa, pero luego me apoyaron. Yo me apoyo mucho en los profesionales de la UNLP, expertos que saben. Tuve experiencias hermosas”.
Ahora competirá, junto a otra argentina -la cordobesa Gisela Gómez, que da clases en el Instituto Provincial de Educación Técnica Nº 85 de General Paz- en la final del Global Teacher Prize, el premio que otorga la Fundación Varkey en colaboración con la Unesco y que reparte un millón de dólares al ganador.
Además de las dos docentes, fueron seleccionados dos alumnos argentinos entre los mejores 50 estudiantes del mundo, entre los 3.500 que se presentaron procedentes de 94 países. Uno de ellos es Lisandro Acuña, del Colegio ORT de Buenos Aires, y el otro Mario Sánchez, de la Escuela de Comercio 5005 Juan XXIII de Salta. Ellos buscarán quedarse con el Chegg.org Global Student Prize 2021, el cual se entrega por primera vez y reparte 100 mil dólares al ganador.
“Tenemos que enseñar herramientas para que los chicos puedan buscar el conocimiento”
Ana María Stelman, Maestra de la EP Nº7
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