La interna potenció a Juntos y demostró ser una herramienta valiosa para atraer votantes
Edición Impresa | 15 de Septiembre de 2021 | 03:58

Cuando aún se escuchaban los dulces rumores victoriosos de la oposición en la Provincia, Facundo Manes lanzó una descripción de lo que, a su criterio, fue un elemento decisivo para que Juntos diera el batacazo en la Provincia. “Con Santilli solo esta elección no se ganaba”, soltó.
El neurocientífico puso así sobre la mesa de discusión no sólo del aporte de su figura a la coalición opositora: instaló el debate acerca de cómo la interna terminó potenciando la performance de Juntos y resultó un imán para atraer atención y generar preferencias.
Diego Santilli obtuvo 1.895.220 votos en las PASO y Manes cosechó 1.254.220 adhesiones. Y entre los dos reunieron el casi el 38 por ciento de las preferencias de los bonaerenses.
En el radicalismo están convencidos de que no menos del 40 por ciento de los votos que obtuvo su candidato se corresponden a la presencia del nombre del reconocido médico en la boleta, más que a una elección por afinidad partidaria. “Esa gente lo fue a votar a Facundo, ni siquiera al radicalismo”, describen. Y acotan: “Si Facundo no hubiese competido, seguramente Juntos no hubiera logrado lo que logró”.
En sectores del PRO se hace, con matices, una lectura similar. Manes cosechó por fuera del tradicional votante de Juntos. Un caso curioso: el neurocientífico le ganó a Santilli en barrios de Mar del Plata donde viven sectores sociales muy postergados.
Para Juntos, la decisión de armar la interna bonaerense –aceptada a regañadientes por el PRO- terminó resultando un acierto. La combinación de candidatos con perfiles, historias y procedencias disímiles, le permitió sumar por afuera de su núcleo histórico de votantes y dar el batacazo en la Provincia.
Para el radicalismo en particular, la candidatura de Manes supuso la revitalización del partido y el el hecho de protagonizar una disputa en condiciones desiguales, con menos armas y estructura, puso aún más en valor ese 1,2 millones de votos que resultaron decisivos para desencadenar el mesurado festejo del domingo y la derrota del peronismo.
El escenario que Juntos montó en Capital Federal tiene varios puntos de contacto con lo que ocurrió en la Provincia.
Allí hubo tres listas: la del PRO liderada por María Eugenia Vidal, la del economista Ricardo López Murphy y una nómina radical pura liderada por Adolfo Rubinstein. Entre las tres sumaron el 48 por ciento de los votos.
Esa oferta variopinta pero anclada bajo el mismo paraguas aglutinó para el oficialismo porteño voluntades diversas. También contribuyó (con la presencia de López Murphy), evitar un drenaje mayor hacia las huestes del libertario Javier Milei.
El peronismo en ambos distritos fue con una oferta solitaria. Victoria Tolosa Paz acudió a la cita en solitario y acaso esa estrategia de no habilitar una interna en el Frente de Todos privó al oficialismo bonaerense de sumar por otras canastas. De seducir, por otras vías, a un votante desencantado con la marcha del gobierno.
Desde aquella traumática experiencia de la PASO de 2015 entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez, Cristina Kirchner siempre prefirió eludir la interna. Juntos demostró el domingo que, bien utilizada, es una herramienta valiosa.
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