Furia del volcán: la erupción podría seguir hasta noviembre

El Cumbre Vieja despide impactantes mantos de lava que avanzan hacia el mar en la isla de La Palma y siembran destrucción a su paso. Más de 6.000 evacuados

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LA PALMA, ESPAÑA

El área afectada por las coladas del volcán de la isla española de La Palma ha aumentado un 50 por ciento en las tres jornadas que lleva en erupción y los expertos calculan que la situación se prolongará una media de 55 días, por lo que podría seguir expulsando lava al menos hasta noviembre.

A medida que pasan los días la situación en las zonas aledañas al volcán se complica, sobre todo para los 6.100 evacuados hasta el momento –entre ellos 400 turistas- que tuvieron que dejar sus casas a las apuradas. Al menos 320 inmuebles fueron dañados o destruidos por las coladas (mantos de lava).

La lava continúa abriéndose paso hacia el mar, aunque ahora más lentamente, y deja ya detrás 154 hectáreas de terreno sepultadas por las piedras, el fuego y las cenizas, según cálculos del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) a partir de las imágenes de satélite del programa Copernicus.

Además, la gran cantidad de ceniza y humo que hace que cada día se estén emitiendo a la atmósfera entre 6.140 y 11.500 toneladas de dióxido de azufre (SO2), según las mediciones de Involcan.

El dióxido de azufre es un gas irritante y tóxico cuya concentración durante cortos períodos de tiempo resulta muy perjudicial para los ecosistemas y para la salud, ya que puede irritar el tracto respiratorio, causar bronquitis, reacciones asmáticas, espasmos reflejos, paro respiratorio y congestionar los conductos bronquiales de los asmáticos.

Mientras tanto, los científicos siguen tratando de averiguar el tiempo que tardará el volcán en dejar de estar en erupción, que, según el Involcan, podría oscilar entre 24 y 84 días, con una media de 55 días, o lo que es lo mismo, podría seguir expulsando lava al menos hasta noviembre o incluso llegar a diciembre.

El dato lo han obtenido analizando las erupciones históricas ocurridas en la isla de La Palma desde la última, que tuvo lugar en Teneguía en 1971 y duró 24 días, a la más larga, en Tehuya, en 1585, que se prolongó durante 84 días.

Según los últimos datos del gobierno canario, las ardientes columnas grises y naranjas de lava se desplazan ahora a cuatro metros por hora, engullendo la vegetación y las construcciones que encuentran a su paso.

Las cenizas volcánicas en suspensión bloquean, además, la luz solar y reducen la visibilidad en la zona, donde viven unas 85 mil personas. (EFE y AFP)

 

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