Brutal robo en una veterinaria: golpean a mujer y se llevan hasta el perro

Actuaron dos hombres que se hicieron pasar por clientes. Pidieron comida para gato, pagaron y luego sometieron a una empleada. No conformes con el dinero sustraído, se llevaron también a la mascota, que escapó y regresó

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Como viene sucediendo desde hace por lo menos quince años, cuando llegan el invierno y el verano, la veterinaria de Jorgelina se pobla de gatos, perros y algún que otro conejo. Se trata de mascotas cuyos dueños se van de vacaciones y que quedan a la guarda de esta mujer que ayer vivió horas de desesperación y angustia al enterarse de que su empleada había sido golpeada por ladrones. Y, que uno de sus más ilustres visitantes, había sido parte del botín que los delincuentes se llevaron de su negocio. Se trata de Galo, un perro mestizo, de color blanco y con manchas negras que, desde hace diez años es un huésped fijo de la guardería.

Eran casi las 11 de la mañana cuando dos sujetos ingresaron al local ubicado en 51, entre 21 y 22. Los individuos realizaron una puesta en escena que no dejó margen de duda para la trabajadora. “Quién podía sospechar que eran ladrones. Pidieron un tipo específico de comida para gatos. Incluso pagaron. Todo una farsa”, explicó Jorgelina, la damnificada, a este diario. El tiempo que tardó la joven en preparar el pedido le bastó a los recién llegadospara asegurarse de que no había nadie más en el local que la persona que los estaba atendiendo.

La dueña calcula que como la caja no se encontraba visible, los malvivientes utilizaron un artilugio para que la víctima, sin querer, les proporcionara la información sobre dónde se encontraba la recaudación. Según relató la chica a su jefa, uno de ellos sacó un billete de mil pesos de su billetera y se lo entregó. Y cuando se dirigía a una habitación ubicada en el fondo a buscar el vuelto, los sujetos se abalanzaron sobre ella.

“Le pegaron en la nuca y le dijeron que tenía que quedarse callada. Acorralada y superada en número y fuerza, a la joven no le quedó otro remedio que revelar el lugar donde tenía guardados los seiscientos pesos que había recaudado hasta esa hora. “La calle está muy dura en esta época. El negocio tiene poco movimiento. No se que se habrán imaginado”, destacó Jorgelina.

un hueso duro de roer

Quizás ese magro botín fue lo que llevó a los maleantes a tomar la terrible decisión de llevarse a Galo. Una y otra vez la empleada explicó a los sujetos que el perro no estaba en venta y que lo estaban cuidando. Pero los ladrones hicieron caso omiso a las palabras de la joven. Aparentemente, el can percibió que estaba en grave peligro y lanzó una mordida a los sujetos cuando se lo estaban llevando. Sin ningún atisbo de piedad, uno de los hampones le propinó una patada en la zona del tórax. Luego, abandonaron la escena con Galo.

No se sabe con qué fin los sujetos se lo llevaron. La hipótesis más fuerte que baraja la propietaria es que planeaban pedir un rescate por el animal a ella o a su propietaria. Cualquiera haya podido ser el objetivo, los ladrones no contaban con que el perro sería un hueso duro de roer. Quizás el olor de sus dueños que sintió cuando pasó por la puerta del edificio en el que vive, ubicado a pocas cuadras de la veterinaria, fue lo que puso en alerta a este animal y le dio el incentivo que necesitaba para zafarse.

“No sabemos si los mordió o tironeó tanto que estos tipos decidieron dejarlo ir. Nosotros salimos a buscarlo pero al no obtener ningún dato no me quedó otra opción que llamar a la dueña para decirle lo que había pasado y pedirle una foto para iniciar su búsqueda. Justamente ella me había estado contactando para decirme que sus vecinos habían encontrado a Galo en el interior del edificio y rasguñando la puerta de su departamento”, explicó la mujer. “Estoy muy feliz de haberlo encontrado”, expresó Jorgelina

Ayer por la tarde, en la visita que este diario hizo al local, Galo dejó evidenciar el maltrato que había sufrido con feroces ladridos, cuando el fotógrafo y el cronista ingresaron a la zona de descanso.

 

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