Los partidos de fútbol no pueden ser utilizados para hacer un caos en la Ciudad

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Una injustificable serie de problemas para el funcionamiento normal del de la zona de influencia de los estadios se plantea cada vez que se juega un partido de fútbol profesional en nuestra ciudad, tal como quedó testimoniado en dos artículos publicados en este diario en el curso de la sucesión de encuentros deportivos que tienen lugar en el Estadio UNO, ubicado en el paseo del Bosque al igual que la cancha de Gimnasia y Esgrima.

Los vecinos detallaron con elocuencia parte de los inconvenientes que se registraron, a partir de la celebración de varios partidos amistosos que convocaron a hinchas de Boca, Independiente, San Lorenzo, Talleres de Córdoba y de los equipos chilenos de Colo Colo y la Universidad de Chile. Como se sabe, en esta ocasión Estudiantes no intervino en ese torneo.

El primer reclamo de los vecinos apuntó contra el verdadero descontrol que se presenta con el estacionamiento de autos y micros, en los que llega el público. Muchos vehículos son dejados en las ochavas, sobre las ramblas y veredas del Bosque o en las avenidas 51 y 53, en algunos casos con las trompas de los autos casi obturando los accesos a las viviendas.

Ese verdadero caos se ve “acompañado”, según señalaron, por la ausencia total de policías o agentes de control urbano. “Sabemos –añadieron- que los vivos de siempre estuvieron cobrando hasta 1.000 pesos para que la gente deje sus autos en las veredas, tapando entradas y rampas, rompiendo plantas...”

Otra protesta apuntó al hecho de que muchas de las calles linderas o cercanas al Estadio quedan habitualmente valladas, cerradas al tránsito cotidiano. “Tengo que convencer al policía que custodia las vallas de que vivo ahí, frente a la cancha. Mientras pasa eso veo a los barras haciendo desastres en las veredas...”, relató un vecino. Quienes viajaron o quienes miren con atención los prolegómenos de un partido en los grandes estadios europeos podrá ver que las calles linderas no se cortan al tránsito normal antes ni durante el partido.

Otro punto que origina reclamos tiene que ver con la instalación arbitraria de puestos de venta de parrilladas en las veredas y, algunas de ellos, ubicadas también cerca de algunos domicilios sometidos a las humaredas del caso. También algunos moradores de la zona aseguraron que en los días en que hay partidos no pasa el camión recolector de la basura, algo que fue negado por fuentes de la Comuna,

Sea como sea, los partidos de fútbol no pueden convertirse en excusas para desatar toda clase de actos violentos, con presencias de barras dedicadas lisa y llanamente a delinquir. Y tampoco este espectáculo deportivo debería permitir que se cometan irregularidades que afectan el uso de las calles, de las veredas y de los paseos públicos.

No se podría definir si se trata de la vigencia de criterios erróneamente permisivos, si es la mera indolencia de las autoridades responsables o si existe alguna otra clase de motivos que puedan “explicar” tantos desórdenes.

Más allá de lo pasional que acompaña a este deporte tan popular, la Ciudad debe velar para que los partidos de fútbol profesional se desarrollen con normalidad, sin cortar calles y sin tolerar que las veredas y ramblas se conviertan en tierra de nadie.

 

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