Deben analizarse demandas del personal de salud que lucha contra el Covid

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Está fuera de toda duda y así se lo viene señalando en esta columna desde que se inició la pandemia que el personal de salud que combate desde hace dos años contra el Covid-19 enfrenta situaciones de agotamiento físico con estrés emocional y que, por ello, merece la mayor de las contenciones.

Sobre el impacto que soportan médicos y enfermos en las salas de terapia se señaló desde Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) que “preocupa mucho” en estos días no sólo el agotamiento sino la gran cantidad de contagios que se registra en los planteles sanitarios, al tiempo que se advirtió acerca de “lesiones psicológicas y psicofísicas” que sufren los profesionales y auxiliares ocupados de atender a los pacientes graves.

El secretario de SATI sostuvo que “el personal de salud está agotado porque no ha parado” y remarcó que desde la entidad están preocupados “porque hemos hecho relevamientos en donde encontramos personas con lesiones psicológicas y psicofísicas por el agotamiento, el estrés y la fatiga por presión”.

Explicó luego que es un fenómeno que ha ocurrido con las otras olas: “Primero se ve un ascenso de contagios en la comunidad, luego de unos quince días el ascenso en las internaciones y una semana o quince días después se empiezan a ver las consecuencias que tienen esas internaciones que es un incremento en la mortalidad”.

El profesional dijo que “Ómicron nos sorprendió porque tuvo un comportamiento distinto” a las variantes de Covid-19 anteriores y consideró que, de acuerdo a lo sucedido en Sudáfrica o Londres, “se supone que en las próximas semanas debería bajar la cantidad de enfermos” pero que en realidad nunca se sabe con certeza qué es lo que va a pasar.

Como mensaje alentador afirmó que, pese a las dificultades que subsisten, la vacuna está haciendo su efecto, al tiempo que los no vacunados son quienes más riesgos van a tener de enfermedades graves con secuelas como muerte, eso está claro y está bien documentado”.

La suma de informaciones, referencias sanitarias y datos estadísticos de los últimos dos años acerca de la situación que atraviesan los planteles médicos, de enfermeros y de auxiliares, no deja de causar una enorme preocupación.

El crecimiento exponencial de los contagios y de muertes por coronavirus, el temor, hoy disipado en buena medida, sobre un eventual agotamiento de las plazas disponibles para atender en las terapias y en los pabellones de internación siempre abrieron interrogantes y crearon fundados temores.

Lo concreto es que debe prestarse una especial atención a quienes vienen trabajando a destajo, ocupándose en forma heroica de enfrentar al Covid desde marzo de 2020 en los distintos centros de salud: miedo de contagiar a familiares o seres queridos; angustia, ansiedad e insomnio aparecieron entre los principales efectos psicológicos, además de señalar que reciben “una compensación económica que es mala y que no tiene proporción con el servicio diario que brindan”.

 

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