Nuevo paradigma: la felicidad en el trabajo
Edición Impresa | 16 de Octubre de 2022 | 03:11

Juliana Gelabert - jgelabertt@gmail.com
Licenciada en Gestión de Recursos Humanos
Hoy en día hay una nueva concepción sobre el trabajo, un modelo disruptivo y pujante, que viene de la mano de los millennials. Con esta generación se está gestando una nueva forma de ver y analizar las cosas cotidianas de la vida -el trabajo y la formación académica como parte de ello- que repercute inevitablemente en el resto de las generaciones y en distintos aspectos de nuestras vidas.
Los mismos vinieron para romper moldes y estructuras arcaicas, recorren su trayectoria en búsqueda de una autorrealización que se vincula directamente con la felicidad y el disfrute. No obstante, quienes logran conseguir conjugar su trabajo/estudio y el disfrute de lo cotidiano son quienes salen a la cancha a darlo por la empresa de la cual son parte. Al millennial hay que mimarlo y motivar a través de objetivos alcanzables pero superadores para su punto de partida inicial.
El millennial analiza todo a la hora de escoger su lugar de trabajo. Se valoran mucho cuestiones como carga horaria; modalidad de empleo (remoto, híbrido o presencial); beneficios y compensaciones extras salario económico; cultura organizacional y clima laboral; comodidades físicas del espacio de trabajo (si es un trabajo presencial, el estado de la oficina y qué ofrece; si es remoto, las herramientas que la organización brinda para la tarea); qué plan de carrera se ofrece para el puesto y capacitaciones; remuneración económica (¡y hasta en qué moneda!). Todos estos puntos son factores que sirven al día de hoy para atraer a miembros de esta generación.
Hay “subgeneraciones” dentro del período que comprende a los millennials. Tal vez, los que están más cercanos a la generación anterior son quienes priorizan una estabilidad laboral y resignan, por ello, algún tipo de beneficio extra. Por el contrario, quienes están más cercanos a la generación Z son más difíciles de “retener” ya que valoran mucho más las comodidades, beneficios y salario emocional que la estabilidad laboral (ya no se ven CVs de gente joven con +3 años dentro de una misma empresa); el mercado laboral es altamente competitivo.
Por otro lado, la pandemia no hizo más que acelerar procesos. El teletrabajo existía antes del Covid-19 sólo que en menor medida y en su mayoría en rubros IT. Hoy en día tanto empleadores como colaboradores se dieron cuenta que no es necesario desplazarse físicamente para ser productivos en un puesto de trabajo. Incluso, muchas personas garantizan ser mucho más productivas desde la comodidad de sus casas y los costos fijos empresariales se han reducido más de un 50%, así como también la tasa de siniestralidad en las empresas.
Apuntamos a un mundo laboral flexible y plástico, que se adapte a las necesidades de cada uno sin perder el foco en el cumplimiento de los objetivos y la rentabilidad empresarial. Sin dudas hoy lo más buscado es una modalidad híbrida o remota, pero no puedo negar que existen quienes prefieren la presencialidad, o al menos, no es un factor determinante a la hora de escoger un empleo.
Es indiscutible que estamos en un proceso de cambio, y como en toda transformación, todos lidiamos con resistencias (internas y externas) de distinto tipo a diario, pero es muy importante no perder el foco: las personas hoy buscamos la felicidad en el trabajo y hoy sí que el tiempo vale más que el oro.
No es una locura ni un invento, ni un reclamo de una generación vaga que quiere trabajar menos y más cómodos, sino que es el resultado de los nuevos paradigmas consecuencia de la historia del trabajo y el empoderamiento de las personas que trabajan en relación de dependencia. Y si para esta instancia no logré convencerte con mis argumentos, preguntémosle a Google por qué se preocupan e invierten tanto en el bienestar de su gente, o a los países nórdicos por qué evalúan una jornada laboral de 4 días.
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