El arte de saber esperar
Edición Impresa | 9 de Octubre de 2022 | 06:27

Los textos breves que conforman la novela “Esperar una ola”, el nuevo libro de Guillermo Saccomanno, tienen el ritmo poético del oleaje que llega hasta la rompiente. El surfista/escritor debe estar sumergido “para que el golpe de suerte ocurra”, dice el autor de “Cámara Gesell”, quien, a más de cinco meses de su discurso de apertura en la última Feria del Libro, confiesa que le llama la atención “el escandalete de los biempensantes que creen que escribimos por amor al arte”.
Saccomanno nació en 1948 y es una de las voces más representativa de la literatura argentina. Su novela recién publicada por la editorial Planeta pone en evidencia que la buena literatura y la belleza no tienen límites ni formas frente al lector. Los 128 textos que conforman este libro de 200 páginas se pueden leer como piezas únicas, pero están conectadas por redes que desaparecen debajo de la superficie y emergen en distintas partes o en forma de novela coral, fragmentaria.
El escritor, que vive en Villa Gesell, dice que la relación entre el surfista, a la espera en el mar del surgimiento de la ola que va a encarar, se la sugirió, como analogía, la imagen de los pibes, en cualquier estación del año, con sus tablas, pasando la rompiente: “Aguardan y aguardan, en un mar a veces calmo, apacible y monótono durante un lapso considerable, hasta que se les aparece la ola que sienten personal, la que abordarán en un salto y navegarán su cresta, en ocasiones durante un instante, porque la ola puede expulsarlos de golpe en su violencia, y otras, si tienen suerte y destreza, pueden ser capaces de surfearla unos minutos hasta que se produce la expulsión”, explica Saccomanno.
“Lo que me impresiona en ellos es la paciencia de la espera. Es una metáfora perfecta que se puede trasladar a la escritura. Se trata de estar lapicera en mano ante la página en blanco, hasta que, de pronto, en un instante sobreviene la frase primera, la disparadora, que exige, al igual que la marea, lanzarse a navegarla con la ilusión de que el viaje tendrá una duración tan ansiada como eterna. No siempre esa frase, como la ola, viene. Es una cuestión de paciencia, luchar contra la ansiedad, escucharse y escuchar, un aprendizaje de silencio”, detalla.
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