Perpetua para dos asesinos: confirman la pena por el crimen del abogado

Siete año después del crimen atroz de Miguel Ángel Gómez, el abogado de 46 años asesinado en City Bell y cuyo cuerpo fue descartado en San Carlos, el juez Claudio Bernard oficializó la pena de prisión perpetua para la ex pareja de la víctima, Marina Paola Irala, y su amante Cristian David Olguín, un exconvicto.

La mujer fue encontrada culpable del delito de homicidio agravado por el vínculo, ensañamiento, alevosía y con el concurso premeditado de dos personas (Artículo 80 del Código Penal, inciso 1, 4 y 6). Por su parte, sobre el hombre recayó la misma imputación, pero sin el vínculo.

De esta forma, por primera vez en la historia de la justicia platense un jurado popular aplicó la máxima pena del Código Penal.

DEL “AMOR” AL CRIMEN

Marina Paola Irala y Cristian David Olguín eran pareja desde hace algún tiempo, pero él cayó detenido por una causa de narcotráfico. A partir de eso, la mujer recurrió al abogado Miguel Ángel Gómez para que tome su defensa pero terminó entablando una relación sentimental.

Irala, a pesar de haber formado una familia con el abogado, seguía manteniendo el contacto con Olguín. Juntos habrían planificado la muerte de Gómez.

EL HECHO

La fiscal que instruyó en la investigación del homicidio, Virginia Bravo, contó con lujo de detalles la mecánica del hecho. Según relató en el expediente, “pasadas las 22.40 del día 15 de noviembre de 2015, al menos dos personas habrían ingresado al domicilio de 464 Nº 981 de City Bell, concertadamente con su moradora, atacando a Miguel Ángel Gómez, a quien golpearon salvajemente con golpes de puño y, utilizando elementos cortantes, le provocaron heridas predominantemente en cabeza, cuello y tronco, que lo conducen a estado de indefensión”.

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Luego, prosiguió con el relato, “con un elemento candente le infieren quemaduras de diferente consideración en hemitórax, hipocondrio, brazos y pie derecho”, para luego colocarle “cinta adhesiva alrededor de la cabeza a la altura de los ojos y una bolsa que sujetaran con una corbata anudada al cuello, siendo que ya agonizante y envuelto en un acolchado de la vivienda, lo ascienden a su rodado Volkswagen Gol Trend, patente MYP-186, conduciéndolo hasta un descampado en 143 y 511”.

La fiscal consignó también que “el rodado con el cadáver a bordo fue encontrado en las primeras horas de la mañana del 16 de noviembre de 2015 en el lugar”.

El auto presentaba “signos de haberse intentado infructuosamente prenderlo fuego”. Según la autopsia y sus pericias complementarias “la muerte se habría producido por traumatismo grave de cráneo y asfixia por aspiración de sangre”.

Por este caso, los únicos sospechosos acusados por la Justicia fueron su pareja y el amante de ésta. Después de 7 años, ambos se enfrentaron a un juicio por jurados.

Helena de la cruz, fiscal

UN ASESINATO CON SAÑA

El pasado 2 de noviembre, durante la jornada de alegatos, la fiscal de juicio Helena de la Cruz emitió su acusación contra los implicados y anticipó que tenía las pruebas suficientes para que ambos sean condenados.

“Fue un crimen a sangre fría, con premeditación, con mucha saña, tal como les anticipé en los lineamientos previos al inicio del debate”, manifestó delante del jurado popular que decidió finalmente que los dos sujetos que estaban sentados en el banquillo de los acusados eran los asesinos de Gómez.

Además, la funcionaria tomó en cuenta un mensaje de WhatsApp enviado por Irala a Olguín, a la misma hora que Gómez era asesinado, el cual decía: “Dale de comer al perro y dejá la puerta abierta, por si las moscas”, como preparando la escena post crimen.

Siguiendo con las descripciones de la fiscal de instrucción, De la Cruz relató detalles del sangriento hecho que tuvo lugar en una vivienda de City Bell, la mecánica del crimen e incluyó a un tercero: “Olguín entró a la casa con su secuaz, atacaron a Miguel, lo atontaron con el primer golpe, no tuvo posibilidad de defensa. También lo quemaron con agua hirviendo y golpearon salvajemente con un hacha”.

A su turno, el abogado del particular damnificado, Julio Beley, acompañó la acusación de la fiscal y destacó su “profesionalismo”, así como también el trabajo de la funcionaria de instrucción, Virginia Bravo.

Sostuvo además que, tras el crimen, el cuerpo de su colega “hablaba”, ya que el mismo “tenía heridas, hemorragias y mostraba ensañamiento”. Beley señaló que se trató de “una venganza” por parte de Olguín por “haberle quitado la pareja”.

Por su parte, los abogados defensores Solange Alonso Bernetche (por Paola Irala) y Martín Herrero Carre (por Cristian Olguín) habían pedido la absolución, la cual fue negada por unanimidad.

Finalmente, el titular del Tribunal II de La Plata, Cristian Bernad, confirmó la sentencia en la audiencia de cesura y los condenó a la pena de prisión perpetua.