Con las Fiestas también avanza la solidaridad

Desde hace una década, una pareja realiza una colecta para armar bolsas de Navidad para personas en situación de calle

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Junto al lacerante cuadro de las necesidades socioeconómicas, en la Región aparece la extensa lista de iniciativas y gestos de solidaridad y acompañamiento a quienes menos tienen o están en situaciones de vulnerabilidad extrema.

Están las fundaciones, asociaciones, clubes, los grupos y también las actitudes individuales. Con algo de todo eso, Sol -una marplatense que adoptó La Plata como ciudad desde que llegó a estudiar y Víctor, su pareja, forman un dueto que recorre calles, primero para detectar necesidades y luego para acercar una ayuda.

La segunda parte, contó la mujer, se vale de un acto conjunto de decenas o centenares de personas que colaboran con alimentos y juguetes o eligen donar a una cuenta bancaria.

“Vine a estudiar Geofísica. Encontré mucha gente que necesitaba una mano y también una oreja”, apuntó sobre la idea que arrancó hace una década. Antes, había visto situaciones y respuestas parecidas en Mar del Plata. “Después de conocer a mi marido empecé a juntar ropa y también sidra, pan dulce. Luego, se sumó gente y empezamos a comprar juguetes”.

Su esposo, veterinario y ella divulgadora de ciencia en el Planetario de Buenos Aires ya no están solos en la tarea que se renueva cada fin de año. “Se sumó mucha gente, un grupo que empezó al compartir con vecinos, compañeros de trabajo. En un año llegamos a hacer 200 cajas o bolsas”.

Después de clasificar, salen el el auto. “Ponemos pan dulce, budines, turrones, confites, una sidra y una gaseosa. Apuntamos a eso, luego vemos lo que tenemos y cómo podemos armarlo”, dijo y añadió sobre la elección que “es un poco lo que a uno le gustaría tener”, por ejemplo, en la Nochebuena.

Sobre la participación, indicó que “la gente se va contactando y dice por dónde puedo buscar las cosas. O donar. Luego, muestro las facturas de lo que compro. Mucha gente se conoce, pero no como parte de una organización”, apuntó.

Antes de la pandemia, en 2019 llegaron al récord de participación. “Ese año también ayudó gente a repartir y se sumó gente a envolver”.

Para la mujer, lo que hacen es “un grano de arena en el desierto, pero un gesto lindo. Voy con el auto o caminando y viendo a la gente en situación de calle, pidiendo o en barrios vulnerables, si se puede llegar. Este año, que empecé a trabajar en Buenos Aires y tomo el colectivo en Retiro veo una situación cruda. Entonces, voy a repartir allá también”.

Según consideró Sol, es más que un aporte material o en lo básico, la comida o juguetes: “En realidad, la gente quiere sentirse bien un rato, contarte de sus vidas porque la pobreza despersonaliza. A la gente que está en la calle, de diez personas que pasan, quizás una mira. Ni hablar de dirigirse con una palabra o preguntar si necesitan algo”.

Para colaborar, ofreció comunicarse a través del 2235905074.

 

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